vendredi 23 juillet 2010
SOBRE EL PUCHO
25 de enero de 2005, hora 14 y 30 estoy en la puerta del CHU (Hospital Universitario de Lausanne, Suiza), al que una de mis nueras había ingresado en la madrugada para tener familia.
A la entrada un recipiente con arena en el que debían dejarse los cigarrillos al entrar. En ese momento afloró en mi mente el recuerdo del tango de Piana y Castillo “Sobre el pucho”.
Yo esperaba el nacimiento de mi nieta menor y así fue el nacimiento de este recordado tango “Sobre el pucho”.
Corría el año 1922, era el momento que Sabastián Piana debía hacer el servicio militar obligatorio en Argentina. El padre lo mandó a la casa de José González Castillo, un amigo personal y de confianza y hombre muy ilustrado que había trabajado en los Tribunales, con una carta que decía: “Ahí te mando a Sebastián, mi hijo, te pido que hagas lo posible por salvarlo de la “colimba”. Y así lo hizo, no importa cómo.
La carta también decía que el muchacho era músico. En la casa de González Castillo había un piano, en el que estudiaba su hijo Cátulo y en él, Piana exhibió sus virtudes.
En ese momento el joven se animó a decirle al dueño de casa: “Señor, ¿sabe que hay un concurso organizado por una fábrica de cigarrillos,…la que fabrica los Tangos? Yo tengo una música ya compuesta, ¿no querría usted, ponerle letra?”
“Sobre el pucho” fue la respuesta, intuyendo seguramente González Castillo que tratándose de un fabricante de cigarrillos el “sponsor”, el título del tango impresionaría significativamente a los miembros del jurado.
El tango “Sobre el pucho” obtuvo el segundo puesto, habiendo sido el ganador el que presentó Juan De Dios Filiberto titulado “El ramito”. El premio consistía en quinientos pesos moneda nacional, una verdadera fortuna para los escuálidos bolsillos del joven Piana.
Carlos Gardel “olfateó” que aquel tango habría de tener gran éxito y lo grabó quince días después del concurso, asegurando así la consagración de la obra y la del novel compositor.
Este fue el momento en que Sebastián Piana se inició en el tango. A partir de entonces de la vena creadora de Piana surgen infinidad de hermosos temas: “Viejo ciego”, “El pescante”, “Silvando”, “Tinta roja”, “Milonga del 900”, “Caserón de tejas”,…
Muchas veces al maestro se le oyó decir: “A mi me cantan “Tinta roja” nada más, no sé para qué sigo componiendo”.
Esta es la letra de este tango, “Sobre el pucho”:
Un callejón en Pompeya
Y un farolito plateando el fango
Y allí; malevo que fuma,
Y un organito moliendo un tango;
Y al son de aquella milonga
Más que en su vida mistonga
Meditando aquel malevo
Recordó la canción de su dolor.
Tango querido, que ya pa’ siempre pasó,
Como un pucho consumió
Las delicias de mi vida
Que hoy cenizas sólo son.
Tango querido que ya pa’ siempre calló
¿Quién entonces te diría
Que vos te llevarías
Mi única ilusión?
Y al son de aquella milonga
Más que su vida mistonga
Meditando aquel malevo
Recordó la canción de su dolor.
Este tango resultó un éxito permanente de la Orquesta del maestro Juan D’Arienzo con su cantor Héctor Mauré. La orquesta del Rey del Compás lo grabó el 12 de setiembre de 1941. Disco 39.472 “A” de 78 rpm; al dorso tiene el vals “La serenata de ayer”, también con la voz de Héctor Mauré.
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