Esa mañana
circulaba por la autopista, de la ciudad de Neuchâtel a Le Locle, pequeña localidad
de 10.000 habitantes, fronteriza con Francia.
Nuestra intención era la de visitar un viejo molino
subterráneo de harinas y aceites. En sus inicios, 1652-53, este molino utilizó una corriente de aguas
subterráneas como fuente de energía . Funcionó hasta 1899, para transformarse
entonces en matadero de vacunos, cerrando definitivamente sus puertas en 1966.
A partir de 1987 se convirtió en museo y actualmente es el único molino
subterráneo en pie en Europa.
La ciudad de Le Locle ha sido declarada patrimonio de la
UNESCO, por su urbanismo relojero ya que allí se encuentran las fábricas de las
más afanadas marcas de relojes suizos, como Rolex, Tissot, Patek Philippe y
Cartier.
A la entrada del casco urbano de
esta antigua e interesante localidad de Le Locle, nos da la bienvenida un hermoso reloj de flores, que funciona
perfectamente marcando la hora con precisión suiza, inmediatamente vino a mi
memoria la letra del tango «El reloj», de Roberto Cantoral, que
dice así :
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El 2 de agosto de 1957, este tango lo grabó la Orquesta Típica
del maestro Juan D’Arienzo, con la voz de Jorge Valdez.