Pages

samedi 9 juillet 2011

ANÍBAL TROILO, El ídolo


Aníbal Troilo nació en la calle Cabrera 2937, en el Barrio del Abasto, Buenos Aires, el 11 de julio del año 1914. Su padre le apodaba “Pichuco”, una palabra deformada del napolitano picciuso, que significa llorón.

Su primer y único maestro de bandoneón fue Juan Amendolaro y sus inspiradores: Pedro Maffia, Pedro Laurenz y Ciriaco Ortíz.. Casi un niño integró el sexteto de Juan Maglio “Pacho”, en el legendario café “Germinal”. Más tarde actuó en los conjuntos de Vardaro-Pugliese, Julio De Caro, Juan Carlos Cobián y otras agrupaciones que hacían música típica, hasta que en 1937 formó su propia orquesta y con ella se presentó en Radio El Mundo y el Cabaret Marabú.

Es posible que Troilo, junto a Carlos Gardel, sea la figura que caló más hondo en el sentimiento de los rioplatenses. Notable músico, genial director y compositor, poseía además un talento especial para seleccionar sus músicos y sobretodo sus cantores.

Evitando ser reiterativo, dejemos que el propio “Gordo” nos cuente algo de su historia. Troilo dijo alguna vez: “Antes de ponerme el fuelle sobre mis rodillas, me ponía la almohada, hasta que un día fui a un pic nic en lo que había sido el viejo Hipódromo Nacional”.

“Habían llevado dos bandoneonistas y tres guitarristas para amenizar la reunión. Cuando se fueron a comer, subí unos escalones, agarré uno de los bandoneones y me lo puse en las rodillas. Esa fue la primera vez que tuve un fuelle sobre mis piernas; yo tendría nueve años”.

“Para mi no hay tango viejo ni tango nuevo. El tango es uno solo. Tal vez la única diferencia está en los que lo hacen bien y los que lo hacen mal”.

“De Buenos Aires tendría que decir muchas cosas…Que es mi vida, que es el tango, que el Gardel, que es la noche…Que es la mujer, el amigo. Tendría que decir muchas cosas y muchas no sabría como decirlas…Pero,… agradezco haber nacido en Buenos Aires”.

“La calle es el mejor lugar; allí se aprende. En el hogar recibimos la educación, pero en la calle se aprende a vivir…y si no que me lo digan a mi. Todo lo que aprendí, lo poco y lo extraño que aprendí, lo aprendí en la calle”.
“En la calle Corrientes trabajé en dos lugares, en el “Germinal”, con don Juan Maglio; recuerdo la calle Corrientes, agosta todavía y los carteles anunciado a “Pacho” y en el “Tibidabo”.

“Cuando pongo el paño sobre mis rodillas y agarro el bandoneón, no se por que, entrecierro los ojos. Posiblemente sea porque me meto dentro de mi mismo”.

“Hay cosas que tienen que ser fundamentales en un hombre: la bonhomía y el respeto; el respeto sobre todas las cosas. Yo tenía entonces 17 años y trabajaba en un cabaret, ¿sabe cómo les decía a las bailarinas? ¿Cómo está señora? Señora, les decía…”

“Hay algunos temas que son mis preferidos, “Sur” y “Responso”. “Responso” salió una noche que estábamos en mi casa; había gente jugando a las barajas y yo…Se habían hecho las cuatro de la madrugada y de repente me fui a mi habitación y empecé a tocar unas notas, así hasta que salió “Responso”. Creo que era el mejor homenaje que podíamos hacerle a Homero Manzi”.