samedi 3 juillet 2010
“La morocha”, el primer tango que llegó a Europa
“La morocha”, el primer tango que llegó a Europa
Enrique Saborido solía frecuentar el popular Bar Ronchetti de la calle Reconquista, al que también concurría asiduamente una bailarina uruguaya, Lola Candales. Eran también habitués del lugar, entre otros, los “niños bien” de aquella época, Victorica, Argerich y el diputado Félix Rivas.
Estos jóvenes observaron que Saborido estaba muy entusiasmado con Lola, que era una morocha exquisita y ni cortos ni perezosos desafiaron al pianista uruguayo a que compusiera un tango que la hermosa muchacha pudiera cantar con éxito.
Esa noche, la jarana siguió hasta entrada la madrugada. Saborido se fue a su casa y estaba por dormirse cuando se acordó del desafío que le habían hecho aquellos muchachos. Eran las cinco de la mañana, se sentó al piano y para las seis y media ya había compuesto la música del tango. Una hora más tarde llegó a la casa de su amigo Ángel Villoldo con la partitura en la mano, pidiéndole que le escribiera la letra.
A las diez de la mañana, la música y la letra estaban hechas y al medio día ambos visitaron a Lola en su casa para presentarle el nuevo tema. La mujer aprendió la letra, la ensayaron y esa misma noche ella la cantó en público por primera vez.
Los presentes pidieron un bis tras otro. Ocho veces Lola repitió el tango entre los aplausos de la concurrencia. El diputado Rivas envió a Lola $ 200.- como premio por su exitosa actuación.
El propio Saborido contó que él estrenó “La morocha” en el Tarana, del viejo Palermo, al frente de un trío que conformaban: él al piano, Genaro Vázquez en Violín y Benito Masset en flauta, el 25 de diciembre de 1905.
Luego Saborido le llevó la partitura al Sr. Luis Rivarola, que era el principal editor de música de entonces, a quien cedió los derechos de autor. Se imprimió y cuentan que se vendieron nada más, ni nada menos, que 280.000 ejemplares que a razón de $ 0,70 cada uno hicieron una fortuna.
A todo esto, Enrique Saborido dijo: “Fue para mi un triunfo inesperado y debo confesar, que pocas veces me sentí tan feliz”. Rivarola retribuyó a Saborido, regalándole un piano y el pasaje de ida y vuelta a Montevideo en el Vapor de la Carrera.
Está claro que Saborido estuvo muy lejos de obtener de “La morocha” un beneficio proporcional al éxito de su obra. Si, en cambio, una persona que a la muerte de Saborido (1941) se presentó a la Casa Odeón, manifestando que él era el único heredero de los derechos de autor que nadie había cobrado y el supuesto albacea se embolsó el capital. Como vemos al autor, sólo le quedó la gloria.
No se discute que este tango fue el primero en dejar las aguas del Río de la Plata. En 1907, la fragata “Sarmiento” realiza su segundo viaje de instrucción a Europa, con los cadetes de la Escuela Naval. Llevaron 1.000 ejemplares del tango, que fueron dejando en los puertos donde hacían escala.
En distintos momentos de sus vidas, Saborido y Villoldo viajaron a Europa y pudieron vivir así la satisfacción de ver al otro lado del Atlántico el éxito de su obra.
LA MOROCHA
Música de Enrique Saborido
Letra de Ángel Villoldo
Yo soy la morocha
La más agraciada,
La más renombrada
De esta población.
Soy la que al paisano
Muy de madrugada
Muy de madrugada
Brinda un cimarrón.
Yo soy la morocha
De mirar ardiente,
La que en su alma siente
El fuego de amor.
Soy la que al criollito
Más noble y valiente
Más noble y valiente
Ama con ardor.
Soy la morocha argentina,
La que no siente pesares
Y alegre pasa la vida
Con sus cantares.
Soy la gentil compañera
Del noble gaucho porteño,
La que conserva el cariño
para su dueño.
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