COSAS DE TANGO POR JUAN HOLENWEGER
mercredi 24 août 2016
mardi 9 février 2016
SANS SOUCI
El 7
de enero del año 2004, me radiqué en la ciudad de Lausanne, Cantón de Vaud, Suiza.
Si bien vivían en esta ciudad mis dos hijos varones, Juan y Ernesto, yo pasaba
la mayor parte de mi tiempo solo y uno de mis entretenimientos era recorrer la
ciudad a pie, para conocerla en detalles.
Una mañana caminaba por el puertito
de Ouchy, a orillas del lago Leman y con sorpresa vi que estacionado sobre el
muelle, había un yate en reparación, que lucía el nombre de “Sans
souci”. Inmediatamente recordé el nombre del tango homónimo que Enrique
Delfino, había compuesto allá por el año 1917.
Enrique Delfino, a quien sus fanes apodaban “Delfi”,
fue un eximio pianista, director y compositor, nacido en Buenos Aires,
República Argentina, el 15 de noviembre del año 1895. Vivió muchos años en
Montevideo, donde compuso su exitoso tango Re - Fa - Si. Falleció en su ciudad
natal el 10 de enero de 1967.
Llegado a casa
pregunté a uno de mis hijos el significado en español de sans souci, despreocupado,
me dijo.
Allí terminó la cosa. Ahora navegando en Internet,
encuentro que Sanssouci, es el nombre de un conjunto de edificios y jardines en
Postdam, cerca de Berlín, que incluye al antiguo palacio veraniego oficial de
Federico II El Grande, rey de Prusia, a quien llamaron en Europa, “El padre de
la papa”.
Construído entre 1745 y 1747.
En 1990, la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
Pero la cosa no paró allí. Hay un Palacio
Sanssouci, en el partido de San Fernando, Bs. As., Argentina, que se inauguró
en 1916 y fue la residencia de Marcelo Torcuato de Alvear (10.01.1868 –
23.03.1942), cofundador en 1890 de la Unión Cívica Radical (UCR) y presidente
de la República Argentina entre los años 1922 y 1928.
Cual fue entonces el motivo que
llevó a Delfi a llamar a su tango “Sans souci”. En nuestra modesta opinión fue
la traducción, despreocupado, pero puedo estar equivocado y hay alguna otra
respuesta a esta incógnita. Alguno de ustedes la sabe? Por favor háganos
saberla. Desde ya, muchas gracias.
VILLA YERUA, el chalet donde vacacionaba Carlos Gardel
Dr. Juan Ángel Holenweger
El hoy barrio de Malvín se construyó sobre legendarios montículos
de blancas arenas, por las que se expandían frondosos eucalíptos y dispersos
algunos ranchos de pescadores artesales y otros que habitaban familias de
lavanderas. El cauce de algunos arroyitos, atravesaba el lugar para verter sus
aguas en el Río de la Plata.
A estos sacrificados trabajadores les corresponde el mérito
de «domesticar» con su actividad los solitarios arenales, atrayendo los
primeros comerciantes y dando pie a la participación de emprendimientos como
los studes.
El Barrio Malvín comenzó a urbanizarse como tal, de la mano del
rematador Don Francisco Piria.
La actual denominación se debe justamente a la variación
fonética y gramatical del apellido de
uno de sus primeros pobladores, Juan Balbín González Vallejo.
«Villa
Yeruá». Yeruá es una palabra de origen guaraní que significa calabaza, es un
viejo chalet, que está ubicado en la esquina de Rimac y la Rambla O’Higgins, que
conserva las características de los clásicos chaletes de veraneo, que lucía
Malvín al inicio del Siglo XX.
Las entonces playas solitarias y el agua del río como mar,
atrajeron a los cuidadores de caballos pura sangre que corrían en Maroñas, los
que comenzaron a instalar en la zona sus studes. No olvidemos que para
entonces, primeros años del «900», la ciudad de Montevideo era, por así decir,
una gran estancia. Casi en línea recta se unía Malvín con el Hipódromo de Maroñas.
Precisamente el dueño de Villa Yeruá, don Francisco Maschio,
era uno de aquellos. La llegada de los pingos al lugar con la finalidad de
trotarlos en la arena dura y someterlos a masaje hídrico en la costa, trajo
aparejado la visita y el veraneo de allegados, entre los que se contaba Carlos
Gardel, invitado por Maschio, entrañable amigo y entrenador de los caballos del
cantor, entre ellos, el recordado «Lunático», el preferido del «Mago».
En el tango de Modesto Papávero, «Leguisamo solo», al
finalizar dice Gardel refiriéndoce al jockey y al caballo: «Bueno viejo Francsico, decile al
Pulpo que a Lunático lo voy a retirar a cuarteles de invierno ; ya se ha
ganado sus garbancitos. Y la barra completamente agradecida. Sentí la barra:
Muy bien! Salute!».
El viejo Francisco es precisamente Francisco Maschio y El
Pulpo es Leguisamo. Esta grabación fue hecha en Buenos Aires en 1927.
Hay una grabación
anterior, en Barcelona del año 1925, en la que Gardel la termina
diciendo : «Che viejo Francisco,
pero cuando corra «Lunático» viejo, dieciocho setenta por barba y armado todo
el mundo. Hecho el gil y no va más». Esta grabación prácticamente no se escucha.
No hay duda que hablar de tango entonces es hablar de Gardel
y de turf. Los biógrafos del «Mago» no dudan en asegurar que el «Zorzal
Criollo» vivió pendiente de las carreras de caballo. Alguna vez
dijo Gardel : «He ganado y gano mucho, pero todo se me va. Me gusta vivir bien, la bohemia… las
carreras de caballo son mi pasión! El
dinero que me han hecho perder!...».
Según referencias de cronistas gardelianos, allá por 1915,
don Ángel Rabuffetti, propietario del
Stud «Los
Rosales», le pidió a un amigo suyo que invitara a Gardel para un
banquete que iba a dar. Al finalizar la tenida Rabuffetti dijo: «Me
han informado que el Sr. Gardel y su compañero Razzano, no aceptarán paga por esta
magnífica actuación. Pero entiendo que toda retribución es válida y mucho más
si tiene que ver con el turf. El buen momento que ellos nos han brindado merece
un premio y el domingo voy a jugar 100 ganadores en su provecho, a una fija
imperdible en Palermo y juntos festejaremos la victoria».
El «dato» era «La Ñata» y el botín fueron $ 1.280 nacionales.
Para finalizar digamos que Villa Yeruá evoca también una
forma de vivir muy arraigada a aquellos studes; en ellos eran frecuentes reuniones para festejar gratos momentos. «En
las fiestas del Sutd, era imprescindible la presencia de Carlitos»,
decía Francisco Maschio.
A propósito escribo palabras del eximio jinete compatriota,
Irineo Leguisamo, tomadas del libro del Arquitecto Nelson Bayardo y que da por
tierra el sonado tema de la homosexualidad de Gardel: «Muchos días inolvidables pasamos
en Montevideo, allá en la playa Malvín. Maschio había habilitado dos
habitaciones en su chalet, Villa Yeruá, para recibirnos a Carlos y a mi. No
sorprendió entonces que Carlos pernoctara con alguna de sus amigas en una de
las habilationes mientras yo, puerta por medio, me acicalaba y escapaba por la
ventana para vivir la noche uruguaya».
Recordemos que Virgilio Expósito se tuvo que desdecirse de
sus opiniones sobre las relaciones amorosas de Gardel.
Actualmente, el viejo chalet, pertenece a la IMM. Qué bueno
sería entonces que se le acondicionara y pasara a ser el ansiado MUSEO DEL
TANGO!!!
lundi 9 novembre 2015
FRANCISCO FIORENTINO
Francisco Fiorentino, el Tano Fiore por su origen italiano,
fue un excitoso cantor de tangos. Nació en el barrio de San Telmo, Buenos Aires, el 23
de septiembre de 1905.]
Se inició en el tango como bandoneonista,
pero luego pasó a desempeñarse como estribillista de diversas orquestas. El
estribillista era el cantante de orquesta que en los años veinte y treinta
cantaba sólo un fragmento de la letra, sin tener demasiada trascendencia. En
ese carácter, cantó para las orquestas de Juan Carlos Cobián, Francisco
Canaro, Juan D’Arienzo, Pedro
Maffia y Roberto Zerrillo.
Cuando llega a la flamante
orquesta de Aníbal
“Pichuco” Troilo, nadie suponía lo que llegaría a ser. Los años de
Fiorentino con el "Gordo" llevaron al cantor a un primer plano muy
merecido, ya que, superó notoriamente sus actuaciones anteriores; fue la voz
característica de la orquesta. Y por propio peso, desde aquellas primeras
intervenciones como estribillista, pasó a cantar, si bien no toda la letra,
gran parte de la misma. Voz de tango, fraseo bien porteño y gran emotividad,
características que expuso Fiorentino en aquellos años en que logró sus éxitos
definitivos.
Fiorentino y Troilo conformaron un afiatado engranaje, un
acople perfecto donde la orquesta se lucía en una larga introducción para luego
generar el marco adecuado y necesario para que el cantor se destacara. Su
personalidad, su buen gusto y la dirección permanente de "Pichuco"
dieron como resultado un cantor intimista, de gran calidez interpretativa que
supo conmover a su público, convirtiéndose en un hito en la historia de los
vocalistas de tango.
Su vida artística junto a Troilo
duró seis años, debutó el 1 de julio de 1937 en el cabaret Marabú y se
desvinculó en marzo de 1944.
En 1955, antes de viajar a
Mendoza, comentó a un amigo: «A la vuelta de la gira tengo prometido un laburo que, si se me hace, es lo mejor que me podría pasar: el Gordo
Pichuco me va a hacer grabar con el cuarteto Troilo-Grela.
¿No es una maravilla?».
En 1951 viaja al
Uruguay para incorporarse al conjunto del pianista José Adolfo Puglia y el
bandoneonista Edgardo Pedroza. Con esta orquesta registró sus tres últimas
grabaciones.
La noche del 10 de septiembre de 1955, diez días antes de cumplir 50 años,
cantó en un baile a beneficio en la escuela Alfonso Bernal en el distrito Los Árboles de la
localidad mendocina de Rivadavia, 35 km al sudeste de Mendoza y 950 km
al oeste de Buenos Aires. A la madrugada, junto con otros amigos músicos
emprendió el viaje de regreso en automóvil. Pero en vez de dirigirse hacia la
ruta nacional 7, se dirigieron al oeste por un camino de ripio y a 30 minutos
de distancia, volcaron al cruzar el puente del dique Tiburcio Benegas, sobre el
río
Tunuyán. La parte del vehículo en que viajaba el cantor quedó cubierta por
el agua de una pequeña fosa cenagosa de muy poca profundidad, apenas unos
centímetros. "Fiore" tuvo la mala suerte de perder el conocimiento
por el golpe y quedar con el rostro semisumergido. Perdió la vida absurdamente
ahogado.
dimanche 9 août 2015
SANS SOUCI
El 7 de
enero del año 2004, me radiqué en la ciudad de Lausanne, Cantón de Vaud, Suiza.
Si bien vivían en esta ciudad mis dos hijos varones, Juan y Ernesto, yo pasaba
la mayor parte de mi tiempo solo y uno de mis entretenimientos era recorrer la
ciudad a pie, para conocerla en detalles.
Una mañana caminaba por el puertito
de Ouchy, a orillas del lago Leman y con sorpresa vi que estacionado sobre el
muelle, había un yate en reparación, que lucía el nombre de “Sans
souci”. Inmediatamente recordé el nombre del tango homónimo que Enrique
Delfino, había compuesto allá por el año 1917.
Enrique Delfino, a quien sus fanes apodaban “Delfi”, fue un
eximio pianista, director y compositor, nacido en Buenos Aires, República
Argentina, el 15 de noviembre del año 1895. Vivió muchos años en Montevideo,
donde compuso su exitoso tango Re - Fa - Si. Falleció en su ciudad natal el 10
de enero de 1967.
Llegado a casa pregunté
a uno de mis hijos el significado en español de sans souci, despreocupado,
me dijo.
Allí terminó la cosa. Ahora navegando en Internet, encuentro
que Sanssouci, es el nombre de un conjunto de edificios y jardines en Postdam,
cerca de Berlín, que incluye al antiguo palacio veraniego oficial de Federico
II El Grande, rey de Prusia, a quien llamaron en Europa, “El padre de la papa”.
Construído entre 1745 y 1747. En
1990, la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
Pero la cosa no paró allí. Hay un Palacio
Sanssouci, en el partido de San Fernando, Bs. As., Argentina, que se inauguró
en 1916 y fue la residencia de Marcelo Torcuato de Alvear (10.01.1868 –
23.03.1942), cofundador en 1890 de la Unión Cívica Radical (UCR) y presidente
de la República Argentina entre los años 1922 y 1928.
Cual fue entonces el motivo que
llevó a Delfi a llamar a su tango “Sans souci”. En nuestra modesta opinión fue
la traducción, despreocupado, pero puedo estar equivocado y hay alguna otra
respuesta a esta incógnita. Alguno de ustedes la sabe? Por favor háganos
saberla. Desde ya, muchas gracias.
mardi 21 juillet 2015
La milonga “LA PUÑALADA”. “Pintín” Castellanos y Juan D’Arienzo.
Horacio
Antonio Castellanos Alves, “Pintín” Castellanos, pianista, director y
compositor, nació el 10 de junio de 1905 en el Barrio Sur de Montevideo (Andes
y Canelones).
Según sus propias palabras: “Crecí
consustanciado con el ambiente orillero…cuando repiqueteaban las lonjas de los
negros candomberos en los parches de sus tambores. Las melodías populares
nacieron conmigo y con ellas convivo hace muchos años”.
Contaba sólo 14 años cuando compuso
su primer tema, el tango “El pirata”.
Aunque siempre que se habla de
“Pintín” Castellanos se alude a la milonga “La puñalada”, no es por cierto lo
único de su autoría. Tras su muerte, el 2 de julio de 1983, un periodista
uruguayo constató 127 temas registrados en su nombre.
Corría el año 1933 y “Pintín” era el
pianista de un club nocturno de Carrasco. Una noche estrenó el tango de su
autoría “La puñalada”, sin pena ni gloria. Se iniciaba el año 1937 y Juan
D’Arienzo se aprestaba a hacer su primera temporada de verano en Montevideo.
El Rey del Compás había escuchado el tango “La puñalada” y no
le había gustado, pero intuyó que podría transformarse en milonga y sonar
mejor. El maestro encargó la tarea a sus músicos, el pianista Rodolfo Biagi y
el violinista Alfredo Mancuso.
D’Arienzo estrenó la ahora milonga
“La puñalada” en el recordado café Tupí Nambá, de 18 de Julio y Río Branco y la
grabó el martes 27 de abril de 1937, Disco 38.159, lado B, acompañada en el
anverso por el tango de Roberto Firpo “Homero”.
Es de rigor señalar que D’Arienzo
tuvo un notable acierto cuando registró por segunda vez esta milonga. Fue el
martes 23 de noviembre de 1943, insertando en la otra cara del disco de 78 rpm,
“La cumparsita” de Gerardo Hernán Matos Rodriguez, Disco 680.301, lado B.
Repitió la fórmula en otras dos grabaciones. El miércoles 12
de setiembre de 1951, Disco 680.185, lado B y la del 10 de diciembre de 1963,
Disco AVL 3512, Juan D’Arienzo for export Vol 1.
Del total de los discos de 78 rpm
que tenían de un lado “La cumparsita” y del otra “La puñalada”, según
declaraciones del propio D’Arienzo, se vendieron 18:000.000 de unidades, lo que
le valió que la Victor le otorgara el “Disco de Oro”.
El maestro Juan D’Arienzo grabó en
total 15 temas de “Pintín”, 10 milongas, entre otras a parte de “La puñalada”,
“A puño limpio”, “Candombe oriental”, “La endiablada”, “Meta fierro” (dedicada
al volante uruguayo Héctor Supice Sedes), “Me gusta bailar milonga”, “Tirando a
matar”…Dos tangos “Barrio de guapos” y “Don Horacio” (dedicado a su padre), dos
candombes y un milongón.
Es el director argentino que más
grabó temas de compositores uruguayos; supera las 160 placas entre tangos,
milongas y valses.
Algunas de las milongas que compuso
“Pintín” Castellanos tienen letra, sobre las cuales destaca Néstor Pinsón: “Todas
ellas con un corte sencillo, imbuídas del pensamiento criollo y nacionalista de
sus cultores, al que “Pintín” ha adherido fervorosamente toda su vida”.
Como ejemplo y en prueba de ello,
aquí van algunos fragmentos de “Me gusta bailar milonga”.
Atención la muchachada
Y a bailar que se disponga
Que aquí llega la criollita
Su majestad la milonga!
A mi me gusta bailar con corte
A mi me gusta ser muy sincero
Y que sean mis amigos
Mis mejores compañeros
A mi gusta todo o nuestro;
Tangos candombes y el milongón,
Y el alma que se agiganta
Cuando escucho el bandoneón.
A mi me gusta ser de esta tierra
A mi me gusta ser buen criollo
Y luchar por lo que quiero,
Con apoyo o sin apoyo.
A mi me gusta vivir la vida
Serenamente, sin pretensión.
Con la conciencia tranquila
Se duerme que es un primor.
samedi 23 mai 2015
Fin de la polémica: exhiben la cédula de Carlos Gardel
El documento de identidad dice
que es uruguayo, nacido en 1887 en Tacuarembó.
Durante años la polémica sobre el lugar de nacimiento del mayor cantor de tangos de la historia dividió a los investigadores del mundo entero. Todo terminó cuando la investigadora argentina Martina Iñíguez presentó una prueba de difícil refutación: su cédula de identidad emitida en Argentina.
Ahora Iñíguez concedió al departamento de Tacuarembó una copia de la cédula de identidad Gardel donde consta su nacionalidad uruguaya. La copia pasará a ser exhibida en el museo que lleva su nombre en Valle Edén, departamento de Tacuarembó.
Prueba
El descubrimiento de Iñíguez ha sido catalogado porla Fundación Carlos
Gardel como "una prueba más" sobre su nacionalidad oriental.
Al respecto el director general de Cultura dela Intendencia de
Tacuarembó e integrante de la Fundación Carlos Gardel, Carlos Arezo Posada,
informó ayer a El País que el documento exhibido establece la nacionalidad,
estado civil, fecha de nacimiento y su profesión.
"La cédula dice que es soltero, artista, y nacido en la ciudad de Tacuarembó (Uruguay) el 11 de diciembre del año 1887", informó el jerarca.
Arezo mencionó que en el documento "aparece la foto de Carlos Gardel del año 1920, en donde estaba un poco excedido de peso y su huella dactilar que se incorpora al documento".
Desde que Iñíguez anunció que había localizado el documento el gobierno departamental de Tacuarembó comenzó una campaña para hacerse de una copia de la cédula.
"Esto comenzó hace unos meses cuando nos llegó la noticia de que alguien aportó a la investigadora Martina Iñíguez el documento original de identidad de Carlos Gardel que data de octubre del año 1920", dijo.
Sin embargo poder acceder al documento tardó algunos meses y recién ayer (viernes) fue presentado oficialmente.
"Después de realizar los trámites correspondientes hemos recibido enla Dirección de Turismo de la Intendencia una copia
ampliada de ese documento que estará exhibiéndose en el Museo Carlos
Gardel", dijo.
De todas maneras en Tacuarembó también se dejará constancia de una copia del documento en su tamaño original, similar al de las antiguas credenciales cívicas.
"Tenemos también la cédula en su tamaño original que es semejante a las que se otorgaban en Uruguay hasta el año 1960, parecida a las viejas Credenciales Cívicas", explicó.
Según Arezo reafirma la información obtenida sobre la inscripción de Carlos Gardel en el consulado uruguayo en Buenos Aires a principios de octubre del año 1920. "Con esa inscripción y en base a una ley uruguaya que permitía a nuestros ciudadanos indocumentados en el exterior, poder inscribirse en el consulado", expresó.
El director general de Cultura recordó que la existencia del documento de identidad de Carlos Gardel era sabido por los investigadores uruguayos dado que se tenía información sobre el registro de que el Zorzal Criollo había gestionado su cédula de identidad en Argentina.
"Teníamos el número del trámite, pero no teníamos en nuestro poder el documento y ahora está en Tacuarembó y estará en exposición en el Museo Carlos Gardel para reafirmar nuestro acervo cultural", indicó.
Durante años la polémica sobre el lugar de nacimiento del mayor cantor de tangos de la historia dividió a los investigadores del mundo entero. Todo terminó cuando la investigadora argentina Martina Iñíguez presentó una prueba de difícil refutación: su cédula de identidad emitida en Argentina.
Ahora Iñíguez concedió al departamento de Tacuarembó una copia de la cédula de identidad Gardel donde consta su nacionalidad uruguaya. La copia pasará a ser exhibida en el museo que lleva su nombre en Valle Edén, departamento de Tacuarembó.
Prueba
El descubrimiento de Iñíguez ha sido catalogado por
Al respecto el director general de Cultura de
"La cédula dice que es soltero, artista, y nacido en la ciudad de Tacuarembó (Uruguay) el 11 de diciembre del año 1887", informó el jerarca.
Arezo mencionó que en el documento "aparece la foto de Carlos Gardel del año 1920, en donde estaba un poco excedido de peso y su huella dactilar que se incorpora al documento".
Desde que Iñíguez anunció que había localizado el documento el gobierno departamental de Tacuarembó comenzó una campaña para hacerse de una copia de la cédula.
"Esto comenzó hace unos meses cuando nos llegó la noticia de que alguien aportó a la investigadora Martina Iñíguez el documento original de identidad de Carlos Gardel que data de octubre del año 1920", dijo.
Sin embargo poder acceder al documento tardó algunos meses y recién ayer (viernes) fue presentado oficialmente.
"Después de realizar los trámites correspondientes hemos recibido en
De todas maneras en Tacuarembó también se dejará constancia de una copia del documento en su tamaño original, similar al de las antiguas credenciales cívicas.
"Tenemos también la cédula en su tamaño original que es semejante a las que se otorgaban en Uruguay hasta el año 1960, parecida a las viejas Credenciales Cívicas", explicó.
Según Arezo reafirma la información obtenida sobre la inscripción de Carlos Gardel en el consulado uruguayo en Buenos Aires a principios de octubre del año 1920. "Con esa inscripción y en base a una ley uruguaya que permitía a nuestros ciudadanos indocumentados en el exterior, poder inscribirse en el consulado", expresó.
El director general de Cultura recordó que la existencia del documento de identidad de Carlos Gardel era sabido por los investigadores uruguayos dado que se tenía información sobre el registro de que el Zorzal Criollo había gestionado su cédula de identidad en Argentina.
"Teníamos el número del trámite, pero no teníamos en nuestro poder el documento y ahora está en Tacuarembó y estará en exposición en el Museo Carlos Gardel para reafirmar nuestro acervo cultural", indicó.
mardi 7 avril 2015
Para los amantes del 2 x 4…TANGO
EDUARDO AROLAS, “El Tigre del
Bandoneón”
Dr. Juan Ángel Holenweger
Eduardo Arolas nació en la calle
Vieytes 1048, en el Barrio de Barracas al Norte, Buenos Aires, el 24 de febrero
de 1892. Figura lengendaria del tango, sus padres, Henri Arola y Margarite
Sauris, franceses. Su nombre de familia, Eduardo Lorenzo Arola.
Bandoneonista, director de orquesta
y compositor. Dicen que el primer bandoneón de Arolas fue una pequeña «jaula»
de luto. Luego vendría el «doble A» de nácar, al que el «fueyero» supo
arrancarle floridos bordoneos, como se le llamaba en esos tiempos a ciertos
rezongos oscuros, como viscerales del instrumento y ciertas variaciones casi
guitarrísticas.
Arolas tocaba el bandoneón sin
ningún desplante, ningún alarde le descomponía el gesto. No se “confidenciaba“
con el bandoneón, con aquella inclinación de cabeza a lo Troilo, no lo abría en
ostentoso abanico musical a lo Piazzolla, ni le arrancaba tartamudeos a lo
Ciriaco Ortiz.
Descolló como compositor, en su corta
vida, falleció a los 32 años, compuso más de 120 temas de los cuales dan
vueltas en los pasadiscos y lectores de CD alrededor de 20 – 25, el resto está
celosamente encerrado en algún cofre fort de egoístas coleccionistas.
Su entrega musical conmovía y dejaba
un temblor de emoción duradero en quienes lo escuchaban.
Silencio !!! Está tocando Arolas.
Una noche Rafael Tuegolds, un rubio gordito, muy bromista, violinista que
integraba la orquesta, no pensó que estaba haciendo historia cuando en ese
baile repetía sus apodos ornitológicos, con mucha insistencia:
«Mirá aquel, el del jopo! Parece una
copetona!» Y efectivamente, nadie podía negar el aire irrenunciable de
martineta copetona que lucía el bailarín.
«Fijate ese otro ! Mirá cómo se
arrastra ! Parece una cachila!»
«Cachila? Me gusta la palabra! Ya tiene
nombre este tango».
Eduardo Arolas agarró en el aire el
adjetivo que había tirado Tuegols; quizá le hizo gracia la comparación, pero lo
cierto es que el tango quedó baurizado esa noche.
Cachila o cachirla es un pajarito
criollo, avecita de poco lucimiento exterior. Del color de la perdiz, su
plumaje se confunde con la tierra. Cuando le descubren el nido, vuelve
rápidamente y se arrastra unos metros, simulando estar herida. Con todo, su
vuelo es ágil y puede volar a gran altura.
Los ornitólogos pretenden amedrentarla con la
denominación latina Anthus correndera correndera, pero ella por ello no se le mueve
de una pluma.
Se dice también que cachila hace referencia a Delia
López, «Chiquita», quien fuera el gran amor de Arolas. Pero este tango no lo
compuso El Tigre del Bandoneón en atención a esa morocha, como si lo fue “Nariz”,
dedicado a Alice Lesage, que responde al apodo que surgió por la costumbre que
tenía la joven de pellizcarse la nariz con el pulgar y el índice.
De esa basta lista de composiciones,
recordamos algunas de ellas : su primera obra «Una noche de garufa»
(1909), «La cachila», «Lágrimas», «Fuegos arificiales», «La
guitarrita», dedicada a Mario Pardo, «El marne», «Papas
calientes», «Adios Buenos Aires», «Alice», «Comme il faut», «Araca»,
«Cardos»,
«Maipo»,
«Vivorita»,
«Retintín»,
«El
Rey de los bordoneos», en homenaje al eximio guitarrista y
bandoneonista Graciano de Leone, «La trilla»,…
Dice Ricardo García Blaya de
Arolas : «Fue un genio irrepetible que se renueva permanentemente y que nos
conmueve cada vez que escuchamos la hondura de su obra».
jeudi 5 mars 2015
El tango está de duelo, falleció LEOPOLDO FEDERICO
Leopoldo
Federico había nacido en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio del Once, el
12 de enero de 1927.
Federico fue uno de los más grandes
bandoneonistas que dio el tango, además, director y compositor. Uno de sus
primeros trabajos fue en 1944 en la orquesta de Juan Carlos Cobián, para luego
integrar la de Alfredo Gobbi y más tarde la de Víctor D’Amario. En el año 1946
fue invitado por Osmar Maderna para actuar en su agrupación como primer
bandoneón.
Por esos tiempos también integró las orquestas de Héctor Stamponi,
Mariano Mores, Carlos Di Sarli, Horacio Salgan y acompañó al cantor Alberto
Marino.
En 1942 formó dúo con Atilio
Stampone para grabar con los cantores Antonio Rodríguez Lesende y Carlos Fabri
los tangos “Tierrita”, de Agustín Bardi con letra de Juan Andrés Caruso y “Criollita
linda”, de Luis Rubinstein, con música de Bernardo Germino y Vicente Gorrese.
En 1955 lo convocó Astor Piazzolla
para formar parte de su Octeto Buenos Aires.
En 1959 graba su primer disco como
solista y a partir de este año, Leopoldo Federico acompañó al cantor uruguayo
Julio María Sosa, hasta su trágica muerte, grabando 64 temas para el sello CBS
y Columbia Records. De entre ellos destacamos aquellos que a nuestro juicio,
fueron los más exitosos: “Cambalache”, “Mano a mano”, “El
firulete”, “Que me van a hablar de amor”, “En esta tarde gris”, “Uno”,
“Rencor”
y una original versión de “La cumparsita”, con letra de
Esteban Celedonio Flores.
Como compositor dejó un número
importante de temas, de entre los cuales son algunos de ellos: “Que
me juzgue Dios”, “Cabulero”, “Al galope”, “Sentimental”,
“Canyengue”…
Obtuve un número importante de reconocimientos a su
actuación artística. Premio Gardel y Grammy latino, éste en dos oportunidades.
En 2005 su orquesta recibió el Premio Konex de Platino, como el más relevante
conjunto de tango de esa década en la Argentina.
El 11 de diciembre de 2012, la
Cámara de Diputados de Argentina y el Centro de Estudios de los Intereses Nacionales
(CEIN), lo distinguieron por su trayectoria.
Fue declarado Ciudadano Ilustre de
la Ciudad de Buenos Aires.
Leopoldo Federico falleció a la edad
de 87 años, el 28 de diciembre de 2014.
Dijo de él, el consagrado
guitarrista Horacio Malvicino: “Es parte de la historia del bandoneón” “Un
fuera de serie”.
lundi 5 janvier 2015
ARGENTINA SINFÓNICA
El pasado sábado 6 de diciembre, la Orquesta de L’HEMU, bajo la dirección del maestro Leonardo García Alarcón, con la participación especial de los bandoneonistas William Sabatier y Stéphane Chapuis y la soprano argentina Mariana Flores, ofrecieron un recital, en la Sala de Conciertos del BCV, en el Flon (Lausanne – Suiza).
El repertorio estaba compuesto en exclusividad, por temas de Astor Piazzolla. La sala estaba colmada y hubo gente que debió ver el espectáculo de pie .El propio director, que ofició de maestro de ceremonias, explicó con detalle, en primer lugar cada uno de los instrumentos que componen una orquesta sinfónica y en segundo término los temas que se fueron ejecutando.
Los temas cantados por Mariana Flores, fueron, demás está decir, en español, ante un público mayoritario de francoparlantes. Esto me hizo recordar aquellos tiempos en que Carlos Gardel, cantaba en París en español y él mismo decía: “Estos franceses no saben lo que digo, pero igual me aplauden a rabiar”.
Es de pensar que los espectadores se regocijaban con la voz del tacuaremboense inmortal y no con la letra del tango. Y algo así debe haber pasado esta noche, porque Mariana Flores tiene una voz melodiosa, muy afinada y acompañada de una expresión que da color y calor a la letra que interpreta.
Al final del espectáculo tuve oportunidad de hablar con la cantante, que tras mis felicitaciones por su actuación, me confesó que ella es cantante lírica y que hoy había cantado esta música a pedido de los organizadores. Mariana Flores es mendocina y en estos días regresa a su tierra natal, tal vez, haciendo realidad el título que Piazzolla dio a uno de sus temas: “Siempre se vuelve a Buenos Aires”.
Con el bandoneonista Sabatier hablamos de los tangos primitivos y él me decía que “El choclo” era el tango más viejo, a lo que yo le respondí que eso sólo porque tiene barba, pues el primer tango es “El talar” del pianista argentino Prudencio Aragón, compuesto en 1895, mientras que “El choclo”, lo compuso Villoldo en 1902.
Al cierre del espectáculo hubo un brindis de honor, donde el público en el hall de la sala comentó largamente sobre el recital.
El repertorio estaba compuesto en exclusividad, por temas de Astor Piazzolla. La sala estaba colmada y hubo gente que debió ver el espectáculo de pie .El propio director, que ofició de maestro de ceremonias, explicó con detalle, en primer lugar cada uno de los instrumentos que componen una orquesta sinfónica y en segundo término los temas que se fueron ejecutando.
Los temas cantados por Mariana Flores, fueron, demás está decir, en español, ante un público mayoritario de francoparlantes. Esto me hizo recordar aquellos tiempos en que Carlos Gardel, cantaba en París en español y él mismo decía: “Estos franceses no saben lo que digo, pero igual me aplauden a rabiar”.
Es de pensar que los espectadores se regocijaban con la voz del tacuaremboense inmortal y no con la letra del tango. Y algo así debe haber pasado esta noche, porque Mariana Flores tiene una voz melodiosa, muy afinada y acompañada de una expresión que da color y calor a la letra que interpreta.
Al final del espectáculo tuve oportunidad de hablar con la cantante, que tras mis felicitaciones por su actuación, me confesó que ella es cantante lírica y que hoy había cantado esta música a pedido de los organizadores. Mariana Flores es mendocina y en estos días regresa a su tierra natal, tal vez, haciendo realidad el título que Piazzolla dio a uno de sus temas: “Siempre se vuelve a Buenos Aires”.
Con el bandoneonista Sabatier hablamos de los tangos primitivos y él me decía que “El choclo” era el tango más viejo, a lo que yo le respondí que eso sólo porque tiene barba, pues el primer tango es “El talar” del pianista argentino Prudencio Aragón, compuesto en 1895, mientras que “El choclo”, lo compuso Villoldo en 1902.
Al cierre del espectáculo hubo un brindis de honor, donde el público en el hall de la sala comentó largamente sobre el recital.
lundi 29 décembre 2014
CUANDO UN AMIGO SE VA
El pasado 28
de octubre nos dejó para siempre Miguel Ángel Pereira, un gran amigo,
argentino, músico, tanguero y bohemio. Nos conocimos en un vernisage en Le
Caveau, una sala de espectáculos, hoy desaparecida, de la Place de la Palud, en
Lausanne, Suiza.
Se hacía el lanzamiento del CD “Recordando
tangos”. Los intérpretes, Miguel Ángel Pereira, guitarra y Eduardo
Kohan, saxo tenor. Uno de mis hijos, Ernesto, que ya conocía a Miguel Ángel,
nos presentó y desde entonces nació una gran amistad.
Primeramente asistí a los ensayos,
luego a las actuaciones que el dúo hacía en Le Caveau, Bar Luna, Casona Latina,
Asociación de Inmigrantes Argentinos, Centro Cultural Italiano, Bar Louis,
algunos de los lugares que aún recuerdo hoy.
En una ocasión Miguel Ángel recibió una
invitación para actuar en Caorle, Italia y a su regreso un trastorno de salud
le obligó a someterse a una cirugía, que Miguel prefirió que se le practicara
en Argentina. Luego de obtenida el alta médica regresó a Suiza y con ello el
retorno a la actividad artística.
El dúo viajó a Argentina y en ese
momento yo estaba en Uruguay, donde a través de la Academia del Tango de la
República Oriental del Uruguay, gestioné la visita de los músicos a Montevideo,
donde dieron un exitoso recital auspiciado por el Rotary Club Colón.
Con el Dr. Nelson Sica, entonces
Presidente de la Academia del Tango de la República Oriental del Uruguay,
visitamos algunos lugares de la ciudad de Montevideo, donde Carlos Gardel actuó
o vacacionó. El Teatro “18” de Julio, El Teatro Solís, el chalet Yeruá, de
Rimac y la Rambla, propiedad del cuidador de “Lunático”, el caballo mimado de
“El Zorzal Criollo”, Playa La Mulata y la casa de Gardel en la calle Pablo Podestá,
en Carrasco, la que “El inmortal tacuaremboense” no llegó a conocer y hoy es
una residencia para discapacitados.
Miguel Ángel había nacido en la
ciudad de Buenos Aires y su gusto por la música, decía haberla heredado de su
tío Luis Teixeire, autor entre otros del tango “Entrada prohibida”. Nos contaba
que debutó en un homenaje a Aníbal Troilo en el Luna Park, donde recibió las
felicitaciones del eximio bandoneonista.
Luego acompañó al folclorista
Horacio Guaraní, con quien actuó en los carnavales montevideanos y allí conoció
a Dalton Rosas Riolfo. Siempre guardó gran efecto por nuestro “paisito”.
Su salud le obligó a retirarse de
los escenarios. En Buenos Aires se reunión con sus cinco hijas, una de las
cuales, Malena, le acompañó hasta sus últimos días.
jeudi 25 décembre 2014
HA MUERTO HORACIO FERRER
Escritor,
poeta e historiador del tango. Su nombre de familia Horacio Arturo Ferrer
Ezcurra. Nació en Montevideo el 2 de junio de 1933.
Su padre Horacio Ferrer Pérez,
uruguayo, era profesor de historia y su madre, Alicia Ezcurra Franccini,
argentina, once años mayor que su esposo, hablaba cuatro idiomas y al igual que
su padre amaba la poesía y conoció personalmente a Ruben Darío, Amado Nervo y
Federico García Lorca.
Su madre había aprendido a recitar
con Alfonsina Storni y fue quien le enseñó a Horacio este arte, que tan bien
supo ejercer.
Horacio Ferrer estudió en la
Facultad de Arquitectura en la ciudad de Montevideo, pero, al igual que Gerardo
Hernán Matos Rodríguez, el consagrado compositor de “La cumparsita”, no
concluyó la carrera. Se ganaba la vida trabajando como secretario de esa Casa
de Estudios y periodista del diario “El Día”.
En la década de los “50” integró el
equipo del programa “Selección de Tangos”, que se emitía por la radio oficial
SODRE.
Fue fundador del Club de la Guardia
Nueva, que entre otras cosas organizaban recitales de tango con los músicos de
vanguardia de aquel entonces, como Troilo, Salgán, Pugliese,..
Por esos años fundó y dirigió la
revista “Tangueando”, de la que hacía las ilustraciones y redactaba las notas.
A fines de la década del “50” formó
una pequeña orquesta de tango, de la que fue bandoneonista. En 1959 publicó su
primer libro: “El tango, su historia y evolución”. En 1964: “Discepolín,
poeta del hombre de Corrientes y Esmeralda” y en 1965, “Historia
sonora del tango”.
En 1967 se radica en Buenos Aires,
donde funda la Academia Argentina del Tango, de la cual fue su presidente hasta
su muerte.
En la Argentina formó con Astor
Piazzolla un exitoso binomio que dejaron entre otros los temas: “Balada
para un loco”, “Chiquilín de Bachín” y la operita “María
de Buenos Aires”, estrenada en 1968 con la participación de Amelita
Baltar, entonces esposa del eximio bandoneonista.
Horacio Ferrer murió el 21 de diciembre de 2014, en el
Sanatorio Güemes, de la ciudad de Buenos Aires, víctima de un fallo cardíaco.
dimanche 14 décembre 2014
BANDONEÓN
El inventor del bandoneón parece que ya se sabe quien fue.
Pero hay otra pregunta, motivo de ásperos entreveros: ¿quién trajo al Rió de la Plata ese instrumento que
seria mítico?
El autor de esta nota, el investigador del tema, sostiene
que fue un suizo, herrero, inmigrante de manos rudas, quien hizo sonar el
fuelle en un escenario tan insólito como los campamentos en la guerra con el
Paraguay:
El bandoneón, ese oscuro y arrugado segundo corazón de los rioplatenses, puso a prueba durante años la tenacidad de cuanto investigador trató de aclarar los misterios de su origen.
¿Quién lo invento? ¿Quién lo trajo al Rió dela Plata ? ¿Cuándo?
Desde siempre se dijo – y aun quienes lo repiten – que el bandoneón fue inventado en Alemania durante el siglo pasado por un luthier de apellido Band.
Hoy día, a raíz de minuciosas averiguaciones realizadas in situ por el investigador Manuel Campos, es posible afirmar que Band no invento ni fabrico instrumento alguno. El trabajo de Campos, reproducido en la obra El bandoneón desde el tango, de Arturo Penón y Javier García Méndez, demuestra incuestionablemente que Band, comerciante de la ciudad renana de Krefeld, se limito a bautizar como “bandolium” a un aerófono de 32 voces derivado de la concertina y creado en Carlfeld por C. Zimmerman (no conocemos su nombre completo), quien lo presento enla Exposición Industrial
de París de 1849.
Restaba por descubrir la forma y momento en que el instrumento llegó al Rió dela Plata.
E n 1937, Augusto Berto afirmó sin ningún apoyo argumental que
el introductor había sido Tomás Moore, “El Inglés”. Otras opiniones tan poco
documentadas como la de Berto hablaron del brasileño Bartolo, del carrero
Pascualin y de Hans, ignoto marinero alemán.
Los más importantes trabajos referidos al tema, como el ya mencionado de Penón y García Méndez, los de Oscar Zuchi, Miguel Angel Scenna, Luis Adolfo Sierra, Héctor Bates y otros, se limitan a repetir estas leyendas sin confirmarlas pero manifestando en general su acuerdo con que el bandoneón apareció por estas latitudes en los tiempos dela
Guerra del Paraguay, en cuyos campamentos, dicen, se lo oyó
por primera vez.
Estimando esa fecha como mas o menos probable, y dado que el instrumento debió importarse desde Alemania o desde algún país cercano a ella, emprendimos la tarea de investigar papeles relativos a diversas corrientes inmigratorias que por esos tiempos arribaron a nuestra región.
Y fue así como, al revisar antecedentes referidos a la inmigración suiza, dimos con la trágica historia del mayor Federico Bion, militar nativo el cantón de Saint Galle. Arribado en1863
a la uruguaya Colonia Suiza – actual Nueva Helvecia –
con la pacifica idea de transformarse en agricultor, terminó plegándose a las
tropas revolucionarias del general Venancio Flores que intentaban derribar al
presidente oriental Atanasio de la Cruz Aguirre y murió fusilado el 9 de agosto de
1864, muy cerca de Nueva Helvecia, ciudad donde hoy reposan sus restos al pie
de una cruz de hierro con forma de ancla.
Pero, mas allá de su romántica aventura, el mayor dejó un diario de viaje, invalorable documento escrito con letra gótica que sus descendientes retornaron a Suiza, tal vez a fines del siglo pasado.
En 1970, el doctor Juan Carlos Wirth, historiador especializado en el tema de la inmigración suiza a estas latitudes, encontró ese manuscrito en Niederglatt, cerca de Zurich, en posesión del ingeniero Federico Bion, nieto del infortunado militar, que Wirth se ocupo de traducir.
El 19 de diciembre de 1862, día en que cruzan el Ecuador, el militar asienta en su cuaderno estas palabras:
“Un ciudadano de Sarganz, Schumacher de apellido, viaja solo y hará venir después a su numerosa familia. Herrero de profesión, también quiere comprar una chacra. Verdadero temple montañés, algo rezongón, orgulloso de su ciudadanía de Sarganz, es nuestro bandoneonísta.”
Es decir, asienta, así como al pasar, la que es hasta ahora la mas antigua mención a la presencia de un bandoneón y su ejecutante en el Rió dela Palta.
A la primera lectura de este texto nos surgieron dos
interrogantes que fueron prontamente descartados: ¿no es posible un error de
traducción? ¿Cómo pudo un bandoneonísta provenir de Suiza?
El traductor Juan Carlos Wirth, nacido en Nueva Helvecia en 1907 y fallecido en Entre Ríos en 1986, era un erudito en materia de inmigración suiza y paso muchos días de su vida investigando en archivos de Berna, Zurich, Basilea y otras ciudades helvéticas. Su dominio del alemán era perfecto y además, por su condición de uruguayo, educado en Buenos Aires y residente desde 1931 en Paraná, no podía confundir a un bandoneón con ningún otro instrumento.
Pasando al otro interrogante, acerca de cómo pudo aparecer el bandoneón en manos de un suizo, tengamos en cuenta que la severa crisis económica vivida entre 1845 y 1865 porla
Confederación Helvética , crisis que dio origen a la
inmigración, se había visto agravada por el ingreso a su territorio desde
Baden, Württemberg y la
Renania , de millares de alemanes exiliados a causa de la
fallida Revolución Liberal del ’48.
Cualquiera de estos fugitivos, especialmente los provenientes dela Renania – región donde
esta Krefeld – pudo haber introducido en Sarganz el instrumento, ya inventado
por esos días.
Restaría saber que fue de Schumacher de quien se pierden los rastros luego de su desembarco en Montevideo. Bion dice que todos sus compañeros de viaje, menos uno, se trasladaron de inmediato a la colonia suiza donde, luego de remontar el río en una goleta, llegaron el 17 de enero de 1863.
Si no fue el músico herrero quien se quedo en Montevideo, cosa poco probable ya que estaba entre sus planes comprarse una chacra en la colonia, seguramente se contó entre los suizos que en ese enero de 1863 pisaron la comarca , aunque esta circunstancia no haya podido ser terminantemente demostrada.
Su nombre no aparece entre los restos del registro poblacional encerrado en una urna sepultada el 9 de noviembre de 1863 en el piso del templo evangélico de Nueva Helvecia y descuidadamente exhumado en 1963, cuando, por no haberse requerido los servicios de un especialista , los frágiles papeles embebidos de humedad resultaron destruidos en su mayor parte.
Con certeza sabemos que ya no estaba en la colonia en 1868 pues no revista en el muy detallado censo publicado ese año. Tampoco aparece en los libros sobrevivientes del cementerio evangélico que hemos tenido a la vista, y ni existe ni existió, según historiadores de la región, como Eva Schöph y el profesor Omar Moreira, nadie con ese apellido en Nueva Helvecia.
¿Qué sucedió, entonces con el herrero Schumacher?
Tal vez fue uno de los tantos colonos que abandonaron el lugar durante la desoladora sequía de 1864, razón por la cual no aparece en el censo de 1868. O quizá, como otros que en el barco trabaron relación con el seductor Federico Bion , también lo acompañó en su aventura revolucionaria.
Schumacher no figura entre los suizos caídos en el combate de Molino del Colla pero, si participo en la revuelta, seguramente conoció al general Flores en su acantonamiento de Puntas del Rosario, y por lo tanto, al año siguiente pudo haberlo seguido integrandola División Oriental con que el caudillo colorado
enfrento a los paraguayos de Francisco Solano López en las duras batallas de
Estero Bellaco, Yatay y Boquerón.
Entonces, ya que de imaginar se trata, ¿por qué no conjeturar que era suyo aquel legendario bandoneón oído en los nocturnos fogones del Paraguay? ¿Y por que no aceptar que fue en sus rusticas manos de montañés donde nació la saga musical que se prolonga hasta nuestros días, cuando los sensitivos dedos de Arturo Penón se crispan, nerviosos, sobre el teclado de un Doble A?
El bandoneón, ese oscuro y arrugado segundo corazón de los rioplatenses, puso a prueba durante años la tenacidad de cuanto investigador trató de aclarar los misterios de su origen.
¿Quién lo invento? ¿Quién lo trajo al Rió de
Desde siempre se dijo – y aun quienes lo repiten – que el bandoneón fue inventado en Alemania durante el siglo pasado por un luthier de apellido Band.
Hoy día, a raíz de minuciosas averiguaciones realizadas in situ por el investigador Manuel Campos, es posible afirmar que Band no invento ni fabrico instrumento alguno. El trabajo de Campos, reproducido en la obra El bandoneón desde el tango, de Arturo Penón y Javier García Méndez, demuestra incuestionablemente que Band, comerciante de la ciudad renana de Krefeld, se limito a bautizar como “bandolium” a un aerófono de 32 voces derivado de la concertina y creado en Carlfeld por C. Zimmerman (no conocemos su nombre completo), quien lo presento en
Restaba por descubrir la forma y momento en que el instrumento llegó al Rió de
E
Los más importantes trabajos referidos al tema, como el ya mencionado de Penón y García Méndez, los de Oscar Zuchi, Miguel Angel Scenna, Luis Adolfo Sierra, Héctor Bates y otros, se limitan a repetir estas leyendas sin confirmarlas pero manifestando en general su acuerdo con que el bandoneón apareció por estas latitudes en los tiempos de
Estimando esa fecha como mas o menos probable, y dado que el instrumento debió importarse desde Alemania o desde algún país cercano a ella, emprendimos la tarea de investigar papeles relativos a diversas corrientes inmigratorias que por esos tiempos arribaron a nuestra región.
Y fue así como, al revisar antecedentes referidos a la inmigración suiza, dimos con la trágica historia del mayor Federico Bion, militar nativo el cantón de Saint Galle. Arribado en
Pero, mas allá de su romántica aventura, el mayor dejó un diario de viaje, invalorable documento escrito con letra gótica que sus descendientes retornaron a Suiza, tal vez a fines del siglo pasado.
En 1970, el doctor Juan Carlos Wirth, historiador especializado en el tema de la inmigración suiza a estas latitudes, encontró ese manuscrito en Niederglatt, cerca de Zurich, en posesión del ingeniero Federico Bion, nieto del infortunado militar, que Wirth se ocupo de traducir.
El 19 de diciembre de 1862, día en que cruzan el Ecuador, el militar asienta en su cuaderno estas palabras:
“Un ciudadano de Sarganz, Schumacher de apellido, viaja solo y hará venir después a su numerosa familia. Herrero de profesión, también quiere comprar una chacra. Verdadero temple montañés, algo rezongón, orgulloso de su ciudadanía de Sarganz, es nuestro bandoneonísta.”
Es decir, asienta, así como al pasar, la que es hasta ahora la mas antigua mención a la presencia de un bandoneón y su ejecutante en el Rió de
El traductor Juan Carlos Wirth, nacido en Nueva Helvecia en 1907 y fallecido en Entre Ríos en 1986, era un erudito en materia de inmigración suiza y paso muchos días de su vida investigando en archivos de Berna, Zurich, Basilea y otras ciudades helvéticas. Su dominio del alemán era perfecto y además, por su condición de uruguayo, educado en Buenos Aires y residente desde 1931 en Paraná, no podía confundir a un bandoneón con ningún otro instrumento.
Pasando al otro interrogante, acerca de cómo pudo aparecer el bandoneón en manos de un suizo, tengamos en cuenta que la severa crisis económica vivida entre 1845 y 1865 por
Cualquiera de estos fugitivos, especialmente los provenientes de
Restaría saber que fue de Schumacher de quien se pierden los rastros luego de su desembarco en Montevideo. Bion dice que todos sus compañeros de viaje, menos uno, se trasladaron de inmediato a la colonia suiza donde, luego de remontar el río en una goleta, llegaron el 17 de enero de 1863.
Si no fue el músico herrero quien se quedo en Montevideo, cosa poco probable ya que estaba entre sus planes comprarse una chacra en la colonia, seguramente se contó entre los suizos que en ese enero de 1863 pisaron la comarca , aunque esta circunstancia no haya podido ser terminantemente demostrada.
Su nombre no aparece entre los restos del registro poblacional encerrado en una urna sepultada el 9 de noviembre de 1863 en el piso del templo evangélico de Nueva Helvecia y descuidadamente exhumado en 1963, cuando, por no haberse requerido los servicios de un especialista , los frágiles papeles embebidos de humedad resultaron destruidos en su mayor parte.
Con certeza sabemos que ya no estaba en la colonia en 1868 pues no revista en el muy detallado censo publicado ese año. Tampoco aparece en los libros sobrevivientes del cementerio evangélico que hemos tenido a la vista, y ni existe ni existió, según historiadores de la región, como Eva Schöph y el profesor Omar Moreira, nadie con ese apellido en Nueva Helvecia.
¿Qué sucedió, entonces con el herrero Schumacher?
Tal vez fue uno de los tantos colonos que abandonaron el lugar durante la desoladora sequía de 1864, razón por la cual no aparece en el censo de 1868. O quizá, como otros que en el barco trabaron relación con el seductor Federico Bion , también lo acompañó en su aventura revolucionaria.
Schumacher no figura entre los suizos caídos en el combate de Molino del Colla pero, si participo en la revuelta, seguramente conoció al general Flores en su acantonamiento de Puntas del Rosario, y por lo tanto, al año siguiente pudo haberlo seguido integrando
Entonces, ya que de imaginar se trata, ¿por qué no conjeturar que era suyo aquel legendario bandoneón oído en los nocturnos fogones del Paraguay? ¿Y por que no aceptar que fue en sus rusticas manos de montañés donde nació la saga musical que se prolonga hasta nuestros días, cuando los sensitivos dedos de Arturo Penón se crispan, nerviosos, sobre el teclado de un Doble A?
Jorge Labraña
Buenos Aires, domingo 19 de marzo de 1995 Clarín
Buenos Aires, domingo 19 de marzo de 1995 Clarín
La más temprana cita de un bandoneón
y su ejecutante en el Río de la Plata es, hasta ahora, una nota periodística
publicada en 1995 por Jorge Labraña, llegada a manos del autor sin el nombre
del medio gráfico que la publicara. En ella se ubica su introducción en el año
1863 y la atribuye a un inmigrante suizo, natural de Sarganz apellidado
Schumacher, quien junto a un contingente de compatriotas viajó con intención de
radicarse en la Colonia Suiza, del Uruguay, hoy denominada Nueva Helvecia. Su
afirmación se basa en la lectura de un diario de viaje de un militar suizo que
navegaba con el grupo, era el mayor Federico Bion. El manuscrito fue hallado en
1970, en poder de un nieto del citado militar, en una ciudad cercana a Zurich.
El día 19 de diciembre de 1862 escribió en su cuaderno: «Schumacher, ciudadano
de Sarganz, viaja solo y hará venir después a su numerosa familia. Herrero de
profesión, también quiere comprar una chacra, algo rezongón orgulloso de su
ciudadanía de Sarganz, es nuestro bandoneonista». Pero a partir de su
desembarco en Montevideo se pierde todo indicio del personaje.-
Dr. NELSON SICA DELL´ISOLA
dimanche 9 novembre 2014
GUSTAVO NOCETTI
Nocetti
nació en Montevideo el 6 de noviembre de 1959. Fue el último gran cantor de
tango uruguayo con trascendencia a nivel internacional. Se inició cantando en
público cuando tenía 15 años, después de ganar un concurso que se llevó a cabo
en el Argentino Hotel de Piriápolis. En la ocasión fue acompañado por el Trío
del maestro César Zagnoli e interpretó de Alberto Mastra, el tango “Bonjour
mamá”.
Con 20 años se instaló en la ciudad
de Buenos Aires, llevado por Atilio Stampone, quien lo vinculó al local
nocturno de tangos “Caño 14” y con el programa televisivo “Grandes valores del
tango”.
En la noche porteña compartió
escenarios con grandes figuras del 2 x 4, como Roberto Goyeneche, Edmundo Rivero y Ruben Juárez.
Nocetti era poseedor de una voz
magnífica con registro de barítono, que fue moldeando y adaptando rápidamente,
logrando interpretar el tango con emoción y sentimiento. Sus referentes fueron
Gardel, a quien solía escuchar y cantar junto con sus discos, “para
aprender y no para imitar” según confesaba. También hacía lo propio
escuchando al “Polaco” Goyeneche y a Ruben Juárez.
En su repertorio se observa
una predilección por el tango poético, con especial predilección de las
autorías de Eladia Blázquez, Enrique Cadícamo, Homero Manzi y los hermanos
Expósito. En 1978 se editó su primer disco: “Naranjo en flor” para el
sello Orfeo.
Osvaldo Pugliese lo convocó en 1982,
junto a otros cantores jóvenes para la pieza “Futuro”. Al año siguiente se
integró como cantor de la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires, que
dirigían los maestros Raúl Garello y Carlos García.
Nocetti
en 1993 regresa a Montevideo y es convocado por el maestro Federico García
Vigil para realizar el ciclo “Galas del Tango”, donde al cantor le acompañó la
Orquesta Filarmónica de Montevideo.
En 1996 graba para el sello SONDOR,
“Excesos”.
Lamentablemente la tragedia le llegó
en un momento de esplendor de su carrera artística. Al igual que Julio Sosa,
este cantor uruguayo de 43 años se estrelló el 30 de diciembre de 2002 en la
rambla de Montevideo, a la altura de la playa Buceo, en la curva del Museo
Oceanógrafico, cuando conducía su coche a alta velocidad.
vendredi 31 octobre 2014
LOS ESCOBAS DE GARDEL
“Escobas”, era el vocablo con el que
el cantor se refería con afectuosa ironía a sus guitarristas y ellos fueron:
José Ricardo, elegido por Gardel y
Razzano en 1915, viéndole actuar en el Teatro San Martín con la Compañía
Tradicionalista Argentina. Permaneció hasta 1929, acompañando primero al dúo y
luego a Gardel solista.
Guillermo Desiderio Barbieri, fue el
guitarrista de más larga actuación con Gardel. En 1921 unió su guitarra a la de
Ricardo y permaneció junto al “Inmortal tacuaremboense” hasta su
muerte en el accidente de Medellín.
Fue un inspirado melodista. Compuso
alrededor de noventa temas, de entre los cuales se destacan “Anclao
en París”, “El que atrasó el reloj”, “Preparate pa’ l domingo” y “Viejo
smoking”.
Su composición más exitosa es “Anclao en París”, tango
que nació a través del correo. Enrique Cadícamo se alojaba en ese momento en el
Hotel Oriente de la ciudad de Barcelona cuando recibió una carta de Barbieri
desde Niza donde actuaba Gardel, en la que le pedía una letra para
musicalizarla y que “El Mago” la cantara.
Sentado a una mesa en el comedor del
hotel, Cadícamo pidió un “carajillo” y mientras fumaba escribió en menos de una
hora, la letra de “Anclao en París”. El propio Cadícamo en sus memorias cuenta
esta historia: “Mi imaginación voló a Montmartre donde recordaba haber visto a algunos
jóvenes compatriotas anclados iniciándose en la cruel manga y a los cuales
siempre pude tirarles unos francos salvadores. Aquello podría ser el tema para
la letra del tango”.
Al día siguiente le envió los versos
a Barbieri, quien rápidamente compuso la música y Gardel lo grabó en la “Ciudad
Luz” el 28 de mayo de 1931.
José María Aguilar, fue a integrarse
a Ricardo y Barbieri en el acompañamiento de “El Morocho” actuando
hasta 1930 y reenganchándose en 1935. Fue uno de los sobrevivientes de la
tragedia de Medellín.
Ángel Domingo Riverol, elegido entre
varios aspirantes que se probaron con Barbieri y Aguilar. En un momento Gardel
dijo: “Me quedo con este”.
Domingo Julio Rivas, bandoneonista y
guitarrista, acompañó a Gardel a partir de agosto de 1931. Como dato anecdótico
se recuerda que Vivas en el tango “Silencio”, hace el toque de clarín
con su fueye.
Horacio Pettorossi, se incorporó al
grupo de guitarristas en París en 1932, tras un encuentro con Gardel en
circunstancias en que iba a filmar en Joinville “Melodía de arrabal” y “Espérame”.
Colaboró como compositor, guitarrista y actor en estas dos películas.
vendredi 3 octobre 2014
SOBRE EL PUCHO
25
de junio de 2014, estoy en la puerta del CHU (Hospital Universitario de
Lausanne, Suiza) a la espera de la llegada al mundo de mi primer nieto varón
Holenweger. A la entrada un recipiente con arena en el que deben dejarse los
cigarrillos antes de entrar al nosocomio. En ese momento afloró en mi mente el
recuerdo del tango de Piana y Castillo, “Sobre el pucho”.
Corría el año 1922, era el momento
que Sebastián Piana debía hacer el Servicio Militar Obligatorio, en aquel
entonces, en la hermana República Argentina. El padre lo mandó a la casa de
José González Castillo, un amigo personal y de confianza y hombre muy ilustrado
que había trabajado en los tribunales, con una carta que decía: “Ahí
te mando a Sebastián, mi hijo. Te pido que hagas lo posible por salvarlo de la
colimba”. Y así lo hizo, no importa como.
La carta también decía que el
muchacho era músico. En la casa de González Castillo había un piano, en el que
estudiaba su hijo Cátulo y en él, Piana exhibió sus virtudes.
En ese momento el joven se animó a
decirle al dueño de casa: “Señor, sabe que hay un concurso organizado
por una fábrica de cigarros…la que fabrica los Tangos? Yo tengo una música ya compuesta, no querría
Ud., ponerle letra?”
“Sobre el pucho”, fue la respuesta, intuyendo
seguramente González Castillo que tratándose de un fabricante de cigarrillos el
“sponsor”, el título del tango impresionaría a los miembros del jurado.
El tango “Sobre el pucho” obtuvo
el segundo puesto, habiendo sido el ganador el que presentó Juan de Dios
Filiberto titulado “El ramito”. El premio consistía en quinientos pesos moneda
nacional, una verdadera fortuna para los escuálidos bolsillos del joven Piana.
Carlos Gardel ´”olfateó” que aquel
tango habría de tener gran éxito y lo grabó quince días después del concurso,
asegurando así la consagración de la obra del novel compositor.
Este fue el momento en que Sebastián
Piana se inició en el tango. A partir de entonces de la vena creadora de Piana
surgen infinidad de hermosos temas: “Viejo ciego”, “El pescante”, “Silvando”,
“Tinta
roja”, “Milonga del 900”, “Caserón de tejas”…
Muchas veces al maestro se le oyó
decir: “A mi me cantan “Tinta roja” nada más, no sé para que sigo componiendo”.
Esta es la letra del tango “Sobre
el pucho”:
Un callejón en Pompeya
Y un farolito plateando el fango
Y allí; un malevo que fuma,
Y un organito moliendo un tango;
Y al son de aquella milonga
Más que en su vida mistonga
Meditando aquel malevo
Recordó la canción de su dolor.
Tango querido, que ya pa’ siempre
pasó
Como un pucho consumió
Las delicias de la vida
Que hoy cenizas solo son.
Tango querido que ya pa’ siempre
calló
Quien entonces te diría
Que vos te llevarías
Mi única ilusión?
Y al son de aquella milonga
Más que su vida mistonga
Meditando aquel malevo
Recordó la canción de su dolor.
Este tango resultó un éxito
permanente de la orquesta del maestro Juan D’Arienzo con su cantor Héctor
Mauré. La orquesta del Rey del Compás lo grabó el 12 de setiembre de 1941,
disco 39.472 “A” de 78 rpm; al dorso tiene el vals “La serenata de ayer”,
también con la voz de Héctor Mauré.
Al día siguiente volví al Sanatorio.
Esa madrugada había nacido Gael, así se llama este, mi sexto nieto. Un hermoso
regalo de mi hijo menor. Que Dios lo guíe toda su vida.
lundi 22 septembre 2014
UN TUCUMANO Y UNA URUGUAYA, CAMPEONES EN “TANGO DE PISTA”
Sebastián Acosta y
Lorena González, los ganadores del Mundial de Tango en la categoría que
reproduce el baile de las milongas, representaron a Buenos Aires, la ciudad
donde están radicados. Al cierre de esta edición se premiaba la variedad de
“Escenario”.
Una nueva edición del
Mundial de Tango tuvo lugar en el Luna Park, los nuevos campeones de la
categoría “Tango de pista” fue la pareja conformada por el tucumano Sebastián
Acosta y la uruguaya Lorena González.
Las cuarenta y un
parejas que llegaron a la final se dividieron en cuatro rondas, que fueron
girando a la vista del jurado, en el estricto sentido inverso a las agujas del
reloj. Julio Balmaceda, Eduardo “El Nene” Masci, Jorge Firpo, Olga Besio,
Javier Rodríguez, Vilma Vega y Clod Murga fueron los integrantes de este jurado
tanguero que, a diferencia de años atrás, estuvieron ubicados de cara al
público, a la vista de cada gesto y cada mirada para la puntuación ronda a ronda.
Dos parejas colombianas se quedaron con el segundo y tercer puesto: Alexandra
Yepes y Edwin Espinosa, de Bogotá, y Alejandra Sánchez y John Alexander Moncada
Rojas, de Cali, quienes no ocultaron su emoción al momento de la premiación.
La efervescencia del
público milonguero pudo sentirse desde que empezó a llenar las gradas temprano,
en forma de hinchada, grito de aliento o ese aaaaahhh aprobatorio después de
que se anunciaba cada tema a bailar, tres por ronda, conocidos en el momento
por las parejas, guardados en estricto secreto por el musicalizador tanguero,
Marcelo Rojas, otra figura importante de la noche. Desde los tangos de cadencia
más lenta hasta aquellos que comprometían a los bailarines en figuras más
arriesgadas (y que arrancaban inmediatos aplausos), cada tema iba despertando
un juicio en sí mismo por parte de la tribuna avezada: podía ser la orquesta de
Di Sarli, con “Cuidado con los 50”; la de Troilo, con “Te aconsejo que me
olvides”; la de Gobbi, marcando el ritmo de “Si sos brujo”; la del siempre
bailable D’Arienzo, invitando con “El nene del Abasto”. Cada estilo, con sólo
sonar, arrastraba detrás una historia, una adhesión, podría decirse una fe.
Otro momento para la
emoción tanguera se vivió de forma casi espontánea. La gran diferencia de esta
final con las anteriores fue que en esta ocasión no llegó ninguna pareja mayor
de 60 años: viejos milongueros de esos que gastan la pista a fuerza de haberla
pisado largo, portadores de estilos y famas barriales. Para saldar esta
cuestión, la organización decidió dar una mención especial a la pareja “mayor”
que más puntaje obtuvo en las rondas eliminatorias, la conformada por Olga
Albacete y Franciso Aló. Casi de prepo y fuera de programa, la hinchada
tanguera los llevó a demostrar sus dotes ahí mismo “Al compás del corazón”,
delineando así una de las postales de la noche.
Felices con el título, con el premio de 40 mil pesos, pasajes y una gira de
dos meses por Japón asegurada, la pareja de Acosta y González –la número 4–
levantó entre lágrimas la copa de “Tango de pista”. Atrás quedaron las 574
parejas que llegaron a la final provenientes de 42 países, las más de 900 que
pasaron por las instancias preliminares en diferentes provincias argentinas y
en lugares como Castel Volturno (Italia), Beijing, Moscú, Tokio, Seúl y San
Francisco. Atrás también quedaron sueños de campeones. Al menos hasta la
próxima edición.
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