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mercredi 24 août 2016

Milonga que peina canas



mardi 9 février 2016

SANS SOUCI

El 7 de enero del año 2004, me radiqué en la ciudad de Lausanne, Cantón de Vaud, Suiza. Si bien vivían en esta ciudad mis dos hijos varones, Juan y Ernesto, yo pasaba la mayor parte de mi tiempo solo y uno de mis entretenimientos era recorrer la ciudad a pie, para conocerla en detalles.
            Una mañana caminaba por el puertito de Ouchy, a orillas del lago Leman y con sorpresa vi que estacionado sobre el muelle, había un yate en reparación, que lucía el nombre de “Sans souci”. Inmediatamente recordé el nombre del tango homónimo que Enrique Delfino, había compuesto allá por el año 1917.
Enrique Delfino, a quien sus fanes apodaban “Delfi”, fue un eximio pianista, director y compositor, nacido en Buenos Aires, República Argentina, el 15 de noviembre del año 1895. Vivió muchos años en Montevideo, donde compuso su exitoso tango Re - Fa - Si. Falleció en su ciudad natal el 10 de enero de 1967.  
 Llegado a casa pregunté a uno de mis hijos el significado en español de sans souci, despreocupado, me dijo.
Allí terminó la cosa. Ahora navegando en Internet, encuentro que Sanssouci, es el nombre de un conjunto de edificios y jardines en Postdam, cerca de Berlín, que incluye al antiguo palacio veraniego oficial de Federico II El Grande, rey de Prusia, a quien llamaron en Europa, “El padre de la papa”.
                Construído entre 1745 y 1747. En 1990, la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
            Pero la cosa no paró allí. Hay un Palacio Sanssouci, en el partido de San Fernando, Bs. As., Argentina, que se inauguró en 1916 y fue la residencia de Marcelo Torcuato de Alvear (10.01.1868 – 23.03.1942), cofundador en 1890 de la Unión Cívica Radical (UCR) y presidente de la República Argentina entre los años 1922 y 1928.

            Cual fue entonces el motivo que llevó a Delfi a llamar a su tango “Sans souci”. En nuestra modesta opinión fue la traducción, despreocupado, pero puedo estar equivocado y hay alguna otra respuesta a esta incógnita. Alguno de ustedes la sabe? Por favor háganos saberla. Desde ya, muchas gracias.

VILLA YERUA, el chalet donde vacacionaba Carlos Gardel


Dr. Juan Ángel Holenweger
El hoy barrio de Malvín se construyó sobre legendarios montículos de blancas arenas, por las que se expandían frondosos eucalíptos y dispersos algunos ranchos de pescadores artesales y otros que habitaban familias de lavanderas. El cauce de algunos arroyitos, atravesaba el lugar para verter sus aguas en el Río de la Plata.
A estos sacrificados trabajadores les corresponde el mérito de «domesticar» con su actividad los solitarios arenales, atrayendo los primeros comerciantes y dando pie a la participación de emprendimientos como los studes.
El Barrio Malvín comenzó a urbanizarse como tal, de la mano del rematador Don Francisco Piria.
La actual denominación se debe justamente a la variación fonética y gramatical  del apellido de uno de sus primeros pobladores, Juan Balbín González Vallejo.
            «Villa Yeruá». Yeruá es una palabra de origen guaraní que significa calabaza, es un viejo chalet, que está ubicado en la esquina de Rimac y la Rambla O’Higgins, que conserva las características de los clásicos chaletes de veraneo, que lucía Malvín al inicio del Siglo XX.
Las entonces playas solitarias y el agua del río como mar, atrajeron a los cuidadores de caballos pura sangre que corrían en Maroñas, los que comenzaron a instalar en la zona sus studes. No olvidemos que para entonces, primeros años del «900», la ciudad de Montevideo era, por así decir, una gran estancia. Casi en línea recta se unía Malvín con el Hipódromo de Maroñas.
Precisamente el dueño de Villa Yeruá, don Francisco Maschio, era uno de aquellos. La llegada de los pingos al lugar con la finalidad de trotarlos en la arena dura y someterlos a masaje hídrico en la costa, trajo aparejado la visita y el veraneo de allegados, entre los que se contaba Carlos Gardel, invitado por Maschio, entrañable amigo y entrenador de los caballos del cantor, entre ellos, el recordado «Lunático», el preferido del «Mago».
En el tango de Modesto Papávero, «Leguisamo solo», al finalizar dice Gardel refiriéndoce al jockey y al caballo: «Bueno viejo Francsico, decile al Pulpo que a Lunático lo voy a retirar a cuarteles de invierno ; ya se ha ganado sus garbancitos. Y la barra completamente agradecida. Sentí la barra: Muy bien! Salute!».
El viejo Francisco es precisamente Francisco Maschio y El Pulpo es Leguisamo. Esta grabación fue hecha en Buenos Aires en 1927.
Hay una grabación anterior, en Barcelona del año 1925, en la que Gardel la termina diciendo : «Che viejo Francisco, pero cuando corra «Lunático» viejo, dieciocho setenta por barba y armado todo el mundo. Hecho el gil y no va más». Esta grabación prácticamente no se escucha.
No hay duda que hablar de tango entonces es hablar de Gardel y de turf. Los biógrafos del «Mago» no dudan en asegurar que el «Zorzal Criollo» vivió pendiente de las carreras de caballo. Alguna vez dijo Gardel : «He ganado y gano mucho, pero todo se me va. Me gusta vivir bien, la bohemia… las carreras de caballo son mi pasión! El  dinero que me han hecho perder!...».
Según referencias de cronistas gardelianos, allá por 1915, don Ángel Rabuffetti, propietario  del Stud «Los Rosales», le pidió a un amigo suyo que invitara a Gardel para un banquete que iba a dar. Al finalizar la tenida Rabuffetti dijo: «Me han informado que el Sr. Gardel y su compañero Razzano, no aceptarán paga por esta magnífica actuación. Pero entiendo que toda retribución es válida y mucho más si tiene que ver con el turf. El buen momento que ellos nos han brindado merece un premio y el domingo voy a jugar 100 ganadores en su provecho, a una fija imperdible en Palermo y juntos festejaremos la victoria».
El «dato» era «La Ñata» y el botín fueron $ 1.280 nacionales.
Para finalizar digamos que Villa Yeruá evoca también una forma de vivir muy arraigada a aquellos studes; en ellos eran frecuentes  reuniones para festejar gratos momentos. «En las fiestas del Sutd, era imprescindible la presencia de Carlitos», decía Francisco Maschio.
A propósito escribo palabras del eximio jinete compatriota, Irineo Leguisamo, tomadas del libro del Arquitecto Nelson Bayardo y que da por tierra el sonado tema de la homosexualidad de Gardel: «Muchos días inolvidables pasamos en Montevideo, allá en la playa Malvín. Maschio había habilitado dos habitaciones en su chalet, Villa Yeruá, para recibirnos a Carlos y a mi. No sorprendió entonces que Carlos pernoctara con alguna de sus amigas en una de las habilationes mientras yo, puerta por medio, me acicalaba y escapaba por la ventana para vivir la noche uruguaya».
Recordemos que Virgilio Expósito se tuvo que desdecirse de sus opiniones sobre las relaciones amorosas de Gardel.

Actualmente, el viejo chalet, pertenece a la IMM. Qué bueno sería entonces que se le acondicionara y pasara a ser el ansiado MUSEO DEL TANGO!!!

lundi 9 novembre 2015

FRANCISCO FIORENTINO


Francisco Fiorentino,  el Tano Fiore por su origen italiano, fue un excitoso cantor de tangos. Nació en el barrio de San Telmo, Buenos Aires, el 23 de septiembre de 1905.]
Se inició en el tango como bandoneonista, pero luego pasó a desempeñarse como estribillista de diversas orquestas. El estribillista era el cantante de orquesta que en los años veinte y treinta cantaba sólo un fragmento de la letra, sin tener demasiada trascendencia. En ese carácter, cantó para las orquestas de Juan Carlos Cobián, Francisco Canaro, Juan D’Arienzo, Pedro Maffia y Roberto Zerrillo.
Cuando llega a la flamante orquesta de Aníbal “Pichuco” Troilo, nadie suponía lo que llegaría a ser. Los años de Fiorentino con el "Gordo" llevaron al cantor a un primer plano muy merecido, ya que, superó notoriamente sus actuaciones anteriores; fue la voz característica de la orquesta. Y por propio peso, desde aquellas primeras intervenciones como estribillista, pasó a cantar, si bien no toda la letra, gran parte de la misma. Voz de tango, fraseo bien porteño y gran emotividad, características que expuso Fiorentino en aquellos años en que logró sus éxitos definitivos.
Fiorentino y Troilo conformaron un afiatado engranaje, un acople perfecto donde la orquesta se lucía en una larga introducción para luego generar el marco adecuado y necesario para que el cantor se destacara. Su personalidad, su buen gusto y la dirección permanente de "Pichuco" dieron como resultado un cantor intimista, de gran calidez interpretativa que supo conmover a su público, convirtiéndose en un hito en la historia de los vocalistas de tango.
Su vida artística junto a Troilo duró seis años, debutó el 1 de julio de 1937 en el cabaret Marabú y se desvinculó en marzo de 1944.
En 1955, antes de viajar a Mendoza, comentó a un amigo: «A la vuelta de la gira tengo prometido un laburo que, si se me hace,  es lo mejor que me podría pasar: el Gordo Pichuco me va a hacer grabar con el cuarteto Troilo-Grela. ¿No es una maravilla?».
En 1951 viaja al Uruguay para incorporarse al conjunto del pianista José Adolfo Puglia y el bandoneonista Edgardo Pedroza. Con esta orquesta registró sus tres últimas grabaciones.

La noche del 10 de septiembre de 1955, diez días antes de cumplir 50 años, cantó en un baile a beneficio en la escuela Alfonso Bernal en el distrito Los Árboles de la localidad mendocina de Rivadavia, 35 km al sudeste de Mendoza y 950 km al oeste de Buenos Aires. A la madrugada, junto con otros amigos músicos emprendió el viaje de regreso en automóvil. Pero en vez de dirigirse hacia la ruta nacional 7, se dirigieron al oeste por un camino de ripio y a 30 minutos de distancia, volcaron al cruzar el puente del dique Tiburcio Benegas, sobre el río Tunuyán. La parte del vehículo en que viajaba el cantor quedó cubierta por el agua de una pequeña fosa cenagosa de muy poca profundidad, apenas unos centímetros. "Fiore" tuvo la mala suerte de perder el conocimiento por el golpe y quedar con el rostro semisumergido. Perdió la vida absurdamente ahogado.

dimanche 9 août 2015

SANS SOUCI

El 7 de enero del año 2004, me radiqué en la ciudad de Lausanne, Cantón de Vaud, Suiza. Si bien vivían en esta ciudad mis dos hijos varones, Juan y Ernesto, yo pasaba la mayor parte de mi tiempo solo y uno de mis entretenimientos era recorrer la ciudad a pie, para conocerla en detalles.
            Una mañana caminaba por el puertito de Ouchy, a orillas del lago Leman y con sorpresa vi que estacionado sobre el muelle, había un yate en reparación, que lucía el nombre de “Sans souci”. Inmediatamente recordé el nombre del tango homónimo que Enrique Delfino, había compuesto allá por el año 1917.
Enrique Delfino, a quien sus fanes apodaban “Delfi”, fue un eximio pianista, director y compositor, nacido en Buenos Aires, República Argentina, el 15 de noviembre del año 1895. Vivió muchos años en Montevideo, donde compuso su exitoso tango Re - Fa - Si. Falleció en su ciudad natal el 10 de enero de 1967.  
 Llegado a casa pregunté a uno de mis hijos el significado en español de sans souci, despreocupado, me dijo.
Allí terminó la cosa. Ahora navegando en Internet, encuentro que Sanssouci, es el nombre de un conjunto de edificios y jardines en Postdam, cerca de Berlín, que incluye al antiguo palacio veraniego oficial de Federico II El Grande, rey de Prusia, a quien llamaron en Europa, “El padre de la papa”.
               Construído entre 1745 y 1747. En 1990, la Unesco lo declaró Patrimonio de la Humanidad.
            Pero la cosa no paró allí. Hay un Palacio Sanssouci, en el partido de San Fernando, Bs. As., Argentina, que se inauguró en 1916 y fue la residencia de Marcelo Torcuato de Alvear (10.01.1868 – 23.03.1942), cofundador en 1890 de la Unión Cívica Radical (UCR) y presidente de la República Argentina entre los años 1922 y 1928.
            Cual fue entonces el motivo que llevó a Delfi a llamar a su tango “Sans souci”. En nuestra modesta opinión fue la traducción, despreocupado, pero puedo estar equivocado y hay alguna otra respuesta a esta incógnita. Alguno de ustedes la sabe? Por favor háganos saberla. Desde ya, muchas gracias.


mardi 21 juillet 2015

La milonga “LA PUÑALADA”. “Pintín” Castellanos y Juan D’Arienzo.


Horacio Antonio Castellanos Alves, “Pintín” Castellanos, pianista, director y compositor, nació el 10 de junio de 1905 en el Barrio Sur de Montevideo (Andes y Canelones).
            Según sus propias palabras: “Crecí consustanciado con el ambiente orillero…cuando repiqueteaban las lonjas de los negros candomberos en los parches de sus tambores. Las melodías populares nacieron conmigo y con ellas convivo hace muchos años”.
            Contaba sólo 14 años cuando compuso su primer tema, el tango “El pirata”.
            Aunque siempre que se habla de “Pintín” Castellanos se alude a la milonga “La puñalada”, no es por cierto lo único de su autoría. Tras su muerte, el 2 de julio de 1983, un periodista uruguayo constató 127 temas registrados en su nombre.
            Corría el año 1933 y “Pintín” era el pianista de un club nocturno de Carrasco. Una noche estrenó el tango de su autoría “La puñalada”, sin pena ni gloria. Se iniciaba el año 1937 y Juan D’Arienzo se aprestaba a hacer su primera temporada de verano en Montevideo.
El Rey del Compás había escuchado el tango “La puñalada” y no le había gustado, pero intuyó que podría transformarse en milonga y sonar mejor. El maestro encargó la tarea a sus músicos, el pianista Rodolfo Biagi y el violinista Alfredo Mancuso.
            D’Arienzo estrenó la ahora milonga “La puñalada” en el recordado café Tupí Nambá, de 18 de Julio y Río Branco y la grabó el martes 27 de abril de 1937, Disco 38.159, lado B, acompañada en el anverso por el tango de Roberto Firpo “Homero”.
            Es de rigor señalar que D’Arienzo tuvo un notable acierto cuando registró por segunda vez esta milonga. Fue el martes 23 de noviembre de 1943, insertando en la otra cara del disco de 78 rpm, “La cumparsita” de Gerardo Hernán Matos Rodriguez, Disco 680.301, lado B.
Repitió la fórmula en otras dos grabaciones. El miércoles 12 de setiembre de 1951, Disco 680.185, lado B y la del 10 de diciembre de 1963, Disco AVL 3512, Juan D’Arienzo for export Vol 1.
            Del total de los discos de 78 rpm que tenían de un lado “La cumparsita” y del otra “La puñalada”, según declaraciones del propio D’Arienzo, se vendieron 18:000.000 de unidades, lo que le valió que la Victor le otorgara el “Disco de Oro”.
            El maestro Juan D’Arienzo grabó en total 15 temas de “Pintín”, 10 milongas, entre otras a parte de “La puñalada”, “A puño limpio”, “Candombe oriental”, “La endiablada”, “Meta fierro” (dedicada al volante uruguayo Héctor Supice Sedes), “Me gusta bailar milonga”, “Tirando a matar”…Dos tangos “Barrio de guapos” y “Don Horacio” (dedicado a su padre), dos candombes y un milongón.
            Es el director argentino que más grabó temas de compositores uruguayos; supera las 160 placas entre tangos, milongas y valses.
            Algunas de las milongas que compuso “Pintín” Castellanos tienen letra, sobre las cuales destaca Néstor Pinsón: “Todas ellas con un corte sencillo, imbuídas del pensamiento criollo y nacionalista de sus cultores, al que “Pintín” ha adherido fervorosamente toda su vida”.
            Como ejemplo y en prueba de ello, aquí van algunos fragmentos de “Me gusta bailar milonga”.
Atención la muchachada
Y a bailar que se disponga
Que aquí llega la criollita
Su majestad la milonga!

A mi me gusta bailar con corte
A mi me gusta ser muy sincero
Y que sean mis amigos
Mis mejores compañeros
A mi gusta todo o nuestro;
Tangos candombes y el milongón,
Y el alma que se agiganta
Cuando escucho el bandoneón.

A mi me gusta ser de esta tierra
A mi me gusta ser buen criollo
Y luchar por lo que quiero,
Con apoyo o sin apoyo.
A mi me gusta vivir la vida
Serenamente, sin pretensión.
Con la conciencia tranquila

Se duerme que es un primor.

samedi 23 mai 2015

Fin de la polémica: exhiben la cédula de Carlos Gardel

El documento de identidad dice que es uruguayo, nacido en 1887 en Tacuarembó. 

Durante años la polémica sobre el lugar de nacimiento del mayor cantor de tangos de la historia dividió a los investigadores del mundo entero. Todo terminó cuando la investigadora argentina Martina Iñíguez presentó una prueba de difícil refutación: su cédula de identidad emitida en Argentina. 
Ahora Iñíguez concedió al departamento de Tacuarembó una copia de la cédula de identidad Gardel donde consta su nacionalidad uruguaya. La copia pasará a ser exhibida en el museo que lleva su nombre en Valle Edén, departamento de Tacuarembó. 
Prueba 
El descubrimiento de Iñíguez ha sido catalogado por la Fundación Carlos Gardel como "una prueba más" sobre su nacionalidad oriental. 
Al respecto el director general de Cultura de la Intendencia de Tacuarembó e integrante de la Fundación Carlos Gardel, Carlos Arezo Posada, informó ayer a El País que el documento exhibido establece la nacionalidad, estado civil, fecha de nacimiento y su profesión. 
"La cédula dice que es soltero, artista, y nacido en la ciudad de Tacuarembó (Uruguay) el 11 de diciembre del año 1887", informó el jerarca. 
Arezo mencionó que en el documento "aparece la foto de Carlos Gardel del año 1920, en donde estaba un poco excedido de peso y su huella dactilar que se incorpora al documento". 
Desde que Iñíguez anunció que había localizado el documento el gobierno departamental de Tacuarembó comenzó una campaña para hacerse de una copia de la cédula. 
"Esto comenzó hace unos meses cuando nos llegó la noticia de que alguien aportó a la investigadora Martina Iñíguez el documento original de identidad de Carlos Gardel que data de octubre del año 1920", dijo. 
Sin embargo poder acceder al documento tardó algunos meses y recién ayer (viernes) fue presentado oficialmente. 
"Después de realizar los trámites correspondientes hemos recibido en la Dirección de Turismo de la Intendencia una copia ampliada de ese documento que estará exhibiéndose en el Museo Carlos Gardel", dijo. 
De todas maneras en Tacuarembó también se dejará constancia de una copia del documento en su tamaño original, similar al de las antiguas credenciales cívicas. 
"Tenemos también la cédula en su tamaño original que es semejante a las que se otorgaban en Uruguay hasta el año 1960, parecida a las viejas Credenciales Cívicas", explicó. 
Según Arezo reafirma la información obtenida sobre la inscripción de Carlos Gardel en el consulado uruguayo en Buenos Aires a principios de octubre del año 1920. "Con esa inscripción y en base a una ley uruguaya que permitía a nuestros ciudadanos indocumentados en el exterior, poder inscribirse en el consulado", expresó. 
El director general de Cultura recordó que la existencia del documento de identidad de Carlos Gardel era sabido por los investigadores uruguayos dado que se tenía información sobre el registro de que el Zorzal Criollo había gestionado su cédula de identidad en Argentina. 
"Teníamos el número del trámite, pero no teníamos en nuestro poder el documento y ahora está en Tacuarembó y estará en exposición en el Museo Carlos Gardel para reafirmar nuestro acervo cultural", indicó.


mardi 7 avril 2015

Para los amantes del 2 x 4…TANGO

EDUARDO AROLAS, “El Tigre del Bandoneón”
Dr. Juan Ángel Holenweger
                Eduardo Arolas nació en la calle Vieytes 1048, en el Barrio de Barracas al Norte, Buenos Aires, el 24 de febrero de 1892. Figura lengendaria del tango, sus padres, Henri Arola y Margarite Sauris, franceses. Su nombre de familia, Eduardo Lorenzo Arola.
            Bandoneonista, director de orquesta y compositor. Dicen que el primer bandoneón de Arolas fue una pequeña «jaula» de luto. Luego vendría el «doble A» de nácar, al que el «fueyero» supo arrancarle floridos bordoneos, como se le llamaba en esos tiempos a ciertos rezongos oscuros, como viscerales del instrumento y ciertas variaciones casi guitarrísticas.
            Arolas tocaba el bandoneón sin ningún desplante, ningún alarde le descomponía el gesto. No se “confidenciaba“ con el bandoneón, con aquella inclinación de cabeza a lo Troilo, no lo abría en ostentoso abanico musical a lo Piazzolla, ni le arrancaba tartamudeos a lo Ciriaco Ortiz.
            Descolló como compositor, en su corta vida, falleció a los 32 años, compuso más de 120 temas de los cuales dan vueltas en los pasadiscos y lectores de CD alrededor de 20 – 25, el resto está celosamente encerrado en algún cofre fort de egoístas coleccionistas.
            Su entrega musical conmovía y dejaba un temblor de emoción duradero en quienes lo escuchaban.
            Silencio !!! Está tocando Arolas. Una noche Rafael Tuegolds, un rubio gordito, muy bromista, violinista que integraba la orquesta, no pensó que estaba haciendo historia cuando en ese baile repetía sus apodos ornitológicos, con mucha insistencia:
            «Mirá aquel, el del jopo! Parece una copetona!» Y efectivamente, nadie podía negar el aire irrenunciable de martineta copetona que lucía el bailarín.
            «Fijate ese otro ! Mirá cómo se arrastra ! Parece una cachila!»
            «Cachila? Me gusta la palabra! Ya tiene nombre este tango».
            Eduardo Arolas agarró en el aire el adjetivo que había tirado Tuegols; quizá le hizo gracia la comparación, pero lo cierto es que el tango quedó baurizado esa noche.
            Cachila o cachirla es un pajarito criollo, avecita de poco lucimiento exterior. Del color de la perdiz, su plumaje se confunde con la tierra. Cuando le descubren el nido, vuelve rápidamente y se arrastra unos metros, simulando estar herida. Con todo, su vuelo es ágil y puede volar a gran altura.
Los ornitólogos pretenden amedrentarla con la denominación latina Anthus correndera correndera, pero ella por ello no se le mueve de una pluma.
Se dice también que cachila hace referencia a Delia López, «Chiquita», quien fuera el gran amor de Arolas. Pero este tango no lo compuso El Tigre del Bandoneón en atención a esa morocha, como si lo fue “Nariz”, dedicado a Alice Lesage, que responde al apodo que surgió por la costumbre que tenía la joven de pellizcarse la nariz con el pulgar y el índice.
            De esa basta lista de composiciones, recordamos algunas de ellas : su primera obra «Una noche de garufa» (1909), «La cachila», «Lágrimas», «Fuegos arificiales», «La guitarrita», dedicada a Mario Pardo, «El marne», «Papas calientes», «Adios Buenos Aires», «Alice», «Comme il faut», «Araca», «Cardos», «Maipo», «Vivorita», «Retintín», «El Rey de los bordoneos», en homenaje al eximio guitarrista y bandoneonista Graciano de Leone, «La trilla»,…

            Dice Ricardo García Blaya de Arolas : «Fue un genio irrepetible que se renueva permanentemente y que nos conmueve cada vez que escuchamos la hondura de su obra».


jeudi 5 mars 2015

El tango está de duelo, falleció LEOPOLDO FEDERICO


Leopoldo Federico había nacido en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio del Once, el 12 de enero de 1927.
            Federico fue uno de los más grandes bandoneonistas que dio el tango, además, director y compositor. Uno de sus primeros trabajos fue en 1944 en la orquesta de Juan Carlos Cobián, para luego integrar la de Alfredo Gobbi y más tarde la de Víctor D’Amario. En el año 1946 fue invitado por Osmar Maderna para actuar en su agrupación como primer bandoneón.
              Por esos tiempos también integró las orquestas de Héctor Stamponi, Mariano Mores, Carlos Di Sarli, Horacio Salgan y acompañó al cantor Alberto Marino.
            En 1942 formó dúo con Atilio Stampone para grabar con los cantores Antonio Rodríguez Lesende y Carlos Fabri los tangos “Tierrita”, de Agustín Bardi con letra de Juan Andrés Caruso y “Criollita linda”, de Luis Rubinstein, con música de  Bernardo Germino y Vicente Gorrese.
            En 1955 lo convocó Astor Piazzolla para formar parte de su Octeto Buenos Aires.
            En 1959 graba su primer disco como solista y a partir de este año, Leopoldo Federico acompañó al cantor uruguayo Julio María Sosa, hasta su trágica muerte, grabando 64 temas para el sello CBS y Columbia Records. De entre ellos destacamos aquellos que a nuestro juicio, fueron los más exitosos: “Cambalache”, “Mano a mano”, “El firulete”, “Que me van a hablar de amor”, “En esta tarde gris”, “Uno”, “Rencor” y una original versión de “La cumparsita”, con letra de Esteban Celedonio Flores.
            Como compositor dejó un número importante de temas, de entre los cuales son algunos de ellos: “Que me juzgue Dios”, “Cabulero”, “Al galope”, “Sentimental”, “Canyengue”
           
Obtuve un número importante de reconocimientos a su actuación artística. Premio Gardel y Grammy latino, éste en dos oportunidades. En 2005 su orquesta recibió el Premio Konex de Platino, como el más relevante conjunto de tango de esa década en la Argentina.
            El 11 de diciembre de 2012, la Cámara de Diputados de Argentina y el Centro de Estudios de los Intereses Nacionales (CEIN), lo distinguieron por su trayectoria.
            Fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
            Leopoldo Federico falleció a la edad de 87 años, el 28 de diciembre de 2014.
            Dijo de él, el consagrado guitarrista Horacio Malvicino: “Es parte de la historia del bandoneón” “Un fuera de serie”.

lundi 5 janvier 2015

ARGENTINA SINFÓNICA

El pasado sábado 6 de diciembre, la Orquesta de L’HEMU, bajo la dirección del maestro Leonardo García Alarcón, con la participación especial de los bandoneonistas William Sabatier y Stéphane Chapuis y la soprano argentina Mariana Flores, ofrecieron un recital, en la Sala de Conciertos del BCV, en el Flon (Lausanne – Suiza).
El repertorio estaba compuesto en exclusividad, por temas de Astor Piazzolla. La sala estaba colmada y hubo gente que debió ver el espectáculo de pie .El propio director, que ofició de maestro de ceremonias, explicó con detalle, en primer lugar cada uno de los instrumentos que componen una orquesta sinfónica y en segundo término los temas que se fueron ejecutando.
Los temas cantados por Mariana Flores, fueron, demás está decir, en español, ante un público mayoritario de francoparlantes. Esto me hizo recordar aquellos tiempos en que Carlos Gardel, cantaba en París en español y él mismo decía: “Estos franceses no saben lo que digo, pero igual me aplauden a rabiar”.
Es de pensar que los espectadores se regocijaban con la voz del tacuaremboense inmortal y no con la letra del tango. Y algo así debe haber pasado esta noche, porque Mariana Flores tiene una voz melodiosa, muy afinada y acompañada de una expresión que da color y calor a la letra que interpreta.
Al final del espectáculo tuve oportunidad de hablar con la cantante, que tras mis felicitaciones por su actuación, me confesó que ella es cantante lírica y que hoy había cantado esta música a pedido de los organizadores. Mariana Flores es mendocina y en estos días regresa a su tierra natal, tal vez, haciendo realidad el título que Piazzolla dio a uno de sus temas: “Siempre se vuelve a Buenos Aires”.
Con el bandoneonista Sabatier hablamos de los tangos primitivos y él me decía que “El choclo” era el tango más viejo, a lo que yo le respondí que eso sólo porque tiene barba, pues el primer tango es “El talar” del pianista argentino Prudencio Aragón, compuesto en 1895, mientras que “El choclo”, lo compuso Villoldo en 1902.
Al cierre del espectáculo hubo un brindis de honor, donde el público en el hall de la sala comentó largamente sobre el recital.

lundi 29 décembre 2014

CUANDO UN AMIGO SE VA

El pasado 28 de octubre nos dejó para siempre Miguel Ángel Pereira, un gran amigo, argentino, músico, tanguero y bohemio. Nos conocimos en un vernisage en Le Caveau, una sala de espectáculos, hoy desaparecida, de la Place de la Palud, en Lausanne, Suiza.
            Se hacía el lanzamiento del CD “Recordando tangos”. Los intérpretes, Miguel Ángel Pereira, guitarra y Eduardo Kohan, saxo tenor. Uno de mis hijos, Ernesto, que ya conocía a Miguel Ángel, nos presentó y desde entonces nació una gran amistad.
            Primeramente asistí a los ensayos, luego a las actuaciones que el dúo hacía en Le Caveau, Bar Luna, Casona Latina, Asociación de Inmigrantes Argentinos, Centro Cultural Italiano, Bar Louis, algunos de los lugares que aún recuerdo hoy.
             En una ocasión Miguel Ángel recibió una invitación para actuar en Caorle, Italia y a su regreso un trastorno de salud le obligó a someterse a una cirugía, que Miguel prefirió que se le practicara en Argentina. Luego de obtenida el alta médica regresó a Suiza y con ello el retorno a la actividad artística.
            El dúo viajó a Argentina y en ese momento yo estaba en Uruguay, donde a través de la Academia del Tango de la República Oriental del Uruguay, gestioné la visita de los músicos a Montevideo, donde dieron un exitoso recital auspiciado por el Rotary Club Colón.
               Con el Dr. Nelson Sica, entonces Presidente de la Academia del Tango de la República Oriental del Uruguay, visitamos algunos lugares de la ciudad de Montevideo, donde Carlos Gardel actuó o vacacionó. El Teatro “18” de Julio, El Teatro Solís, el chalet Yeruá, de Rimac y la Rambla, propiedad del cuidador de “Lunático”, el caballo mimado de “El Zorzal Criollo”, Playa La Mulata y la casa de Gardel en la calle Pablo Podestá, en Carrasco, la que “El inmortal tacuaremboense” no llegó a conocer y hoy es una residencia para discapacitados.
               Miguel Ángel había nacido en la ciudad de Buenos Aires y su gusto por la música, decía haberla heredado de su tío Luis Teixeire, autor entre otros del tango “Entrada prohibida”. Nos contaba que debutó en un homenaje a Aníbal Troilo en el Luna Park, donde recibió las felicitaciones del eximio bandoneonista.
            Luego acompañó al folclorista Horacio Guaraní, con quien actuó en los carnavales montevideanos y allí conoció a Dalton Rosas Riolfo. Siempre guardó gran efecto por nuestro “paisito”.
            Su salud le obligó a retirarse de los escenarios. En Buenos Aires se reunión con sus cinco hijas, una de las cuales, Malena, le acompañó hasta sus últimos días.

            Hoy sólo nos queda desear que Miguel descanse en paz, tal vez acompañando a otros músicos, hoy en el más allá.




jeudi 25 décembre 2014

HA MUERTO HORACIO FERRER

Escritor, poeta e historiador del tango. Su nombre de familia Horacio Arturo Ferrer Ezcurra. Nació en Montevideo el 2 de junio de 1933.
            Su padre Horacio Ferrer Pérez, uruguayo, era profesor de historia y su madre, Alicia Ezcurra Franccini, argentina, once años mayor que su esposo, hablaba cuatro idiomas y al igual que su padre amaba la poesía y conoció personalmente a Ruben Darío, Amado Nervo y Federico García Lorca.
               Su madre había aprendido a recitar con Alfonsina Storni y fue quien le enseñó a Horacio este arte, que tan bien supo ejercer.
            Horacio Ferrer estudió en la Facultad de Arquitectura en la ciudad de Montevideo, pero, al igual que Gerardo Hernán Matos Rodríguez, el consagrado compositor de “La cumparsita”, no concluyó la carrera. Se ganaba la vida trabajando como secretario de esa Casa de Estudios y periodista del diario “El Día”.
            En la década de los “50” integró el equipo del programa “Selección de Tangos”, que se emitía por la radio oficial SODRE.
            Fue fundador del Club de la Guardia Nueva, que entre otras cosas organizaban recitales de tango con los músicos de vanguardia de aquel entonces, como Troilo, Salgán, Pugliese,..
            Por esos años fundó y dirigió la revista “Tangueando”, de la que hacía las ilustraciones y redactaba las notas.
               A fines de la década del “50” formó una pequeña orquesta de tango, de la que fue bandoneonista. En 1959 publicó su primer libro: “El tango, su historia y evolución”. En 1964: “Discepolín, poeta del hombre de Corrientes y Esmeralda” y en 1965, “Historia sonora del tango”.
            En 1967 se radica en Buenos Aires, donde funda la Academia Argentina del Tango, de la cual fue su presidente hasta su muerte.
            En la Argentina formó con Astor Piazzolla un exitoso binomio que dejaron entre otros los temas: “Balada para un loco”, “Chiquilín de Bachín” y la operita “María de Buenos Aires”, estrenada en 1968 con la participación de Amelita Baltar, entonces esposa del eximio bandoneonista.
Horacio Ferrer murió el 21 de diciembre de 2014, en el Sanatorio Güemes, de la ciudad de Buenos Aires, víctima de un fallo cardíaco.


dimanche 14 décembre 2014

BANDONEÓN

El inventor del bandoneón parece que ya se sabe quien fue. Pero hay otra pregunta, motivo de ásperos entreveros: ¿quién trajo al Rió de la Plata ese instrumento que seria mítico?
El autor de esta nota, el investigador del tema, sostiene que fue un suizo, herrero, inmigrante de manos rudas, quien hizo sonar el fuelle en un escenario tan insólito como los campamentos en la guerra con el Paraguay:

El bandoneón, ese oscuro y arrugado segundo corazón de los rioplatenses, puso a prueba durante años la tenacidad de cuanto investigador trató de aclarar los misterios de su origen.
¿Quién lo invento? ¿Quién lo trajo al Rió de la Plata? ¿Cuándo?
Desde siempre se dijo – y aun quienes lo repiten – que el bandoneón fue inventado en Alemania durante el siglo pasado por un luthier de apellido Band.
Hoy día, a raíz de minuciosas averiguaciones realizadas in situ por el investigador Manuel Campos, es posible afirmar que Band no invento ni fabrico instrumento alguno. El trabajo de Campos, reproducido en la obra El bandoneón desde el tango, de Arturo Penón y Javier García Méndez, demuestra incuestionablemente que Band, comerciante de la ciudad renana de Krefeld, se limito a bautizar como “bandolium” a un aerófono de 32 voces derivado de la concertina y creado en Carlfeld por C. Zimmerman (no conocemos su nombre completo), quien lo presento en la Exposición Industrial de París de 1849.
Restaba por descubrir la forma y momento en que el instrumento llegó al Rió de la Plata.
E
n 1937, Augusto Berto afirmó sin ningún apoyo argumental que el introductor había sido Tomás Moore, “El Inglés”. Otras opiniones tan poco documentadas como la de Berto hablaron del brasileño Bartolo, del carrero Pascualin y de Hans, ignoto marinero alemán.
Los más importantes trabajos referidos al tema, como el ya mencionado de Penón y García Méndez, los de Oscar Zuchi, Miguel Angel Scenna, Luis Adolfo Sierra, Héctor Bates y otros, se limitan a repetir estas leyendas sin confirmarlas pero manifestando en general su acuerdo con que el bandoneón apareció por estas latitudes en los tiempos de la Guerra del Paraguay, en cuyos campamentos, dicen, se lo oyó por primera vez.
Estimando esa fecha como mas o menos probable, y dado que el instrumento debió importarse desde Alemania o desde algún país cercano a ella, emprendimos la tarea de investigar papeles relativos a diversas corrientes inmigratorias que por esos tiempos arribaron a nuestra región.
Y fue así como, al revisar antecedentes referidos a la inmigración suiza, dimos con la trágica historia del mayor Federico Bion, militar nativo el cantón de Saint Galle. Arribado en 1863 a la uruguaya Colonia Suiza – actual Nueva Helvecia – con la pacifica idea de transformarse en agricultor, terminó plegándose a las tropas revolucionarias del general Venancio Flores que intentaban derribar al presidente oriental Atanasio de la Cruz Aguirre y murió fusilado el 9 de agosto de 1864, muy cerca de Nueva Helvecia, ciudad donde hoy reposan sus restos al pie de una cruz de hierro con forma de ancla.
Pero, mas allá de su romántica aventura, el mayor dejó un diario de viaje, invalorable documento escrito con letra gótica que sus descendientes retornaron a Suiza, tal vez a fines del siglo pasado.
En 1970, el doctor Juan Carlos Wirth, historiador especializado en el tema de la inmigración suiza a estas latitudes, encontró ese manuscrito en Niederglatt, cerca de Zurich, en posesión del ingeniero Federico Bion, nieto del infortunado militar, que Wirth se ocupo de traducir.
El 19 de diciembre de 1862, día en que cruzan el Ecuador, el militar asienta en su cuaderno estas palabras:
“Un ciudadano de Sarganz, Schumacher de apellido, viaja solo y hará venir después a su numerosa familia. Herrero de profesión, también quiere comprar una chacra. Verdadero temple montañés, algo rezongón, orgulloso de su ciudadanía de Sarganz, es nuestro bandoneonísta.”
Es decir, asienta, así como al pasar, la que es hasta ahora la mas antigua mención a la presencia de un bandoneón y su ejecutante en el Rió de la Palta.
A la primera lectura de este texto nos surgieron dos interrogantes que fueron prontamente descartados: ¿no es posible un error de traducción? ¿Cómo pudo un bandoneonísta provenir de Suiza?
El traductor Juan Carlos Wirth, nacido en Nueva Helvecia en 1907 y fallecido en Entre Ríos en 1986, era un erudito en materia de inmigración suiza y paso muchos días de su vida investigando en archivos de Berna, Zurich, Basilea y otras ciudades helvéticas. Su dominio del alemán era perfecto y además, por su condición de uruguayo, educado en Buenos Aires y residente desde 1931 en Paraná, no podía confundir a un bandoneón con ningún otro instrumento.
Pasando al otro interrogante, acerca de cómo pudo aparecer el bandoneón en manos de un suizo, tengamos en cuenta que la severa crisis económica vivida entre 1845 y 1865 por la Confederación Helvética, crisis que dio origen a la inmigración, se había visto agravada por el ingreso a su territorio desde Baden, Württemberg y la Renania, de millares de alemanes exiliados a causa de la fallida Revolución Liberal del ’48.
Cualquiera de estos fugitivos, especialmente los provenientes de la Renania – región donde esta Krefeld – pudo haber introducido en Sarganz el instrumento, ya inventado por esos días.
Restaría saber que fue de Schumacher de quien se pierden los rastros luego de su desembarco en Montevideo. Bion dice que todos sus compañeros de viaje, menos uno, se trasladaron de inmediato a la colonia suiza donde, luego de remontar el río en una goleta, llegaron el 17 de enero de 1863.
Si no fue el músico herrero quien se quedo en Montevideo, cosa poco probable ya que estaba entre sus planes comprarse una chacra en la colonia, seguramente se contó entre los suizos que en ese enero de 1863 pisaron la comarca , aunque esta circunstancia no haya podido ser terminantemente demostrada.
Su nombre no aparece entre los restos del registro poblacional encerrado en una urna sepultada el 9 de noviembre de 1863 en el piso del templo evangélico de Nueva Helvecia y descuidadamente exhumado en 1963, cuando, por no haberse requerido los servicios de un especialista , los frágiles papeles embebidos de humedad resultaron destruidos en su mayor parte.
Con certeza sabemos que ya no estaba en la colonia en 1868 pues no revista en el muy detallado censo publicado ese año. Tampoco aparece en los libros sobrevivientes del cementerio evangélico que hemos tenido a la vista, y ni existe ni existió, según historiadores de la región, como Eva Schöph y el profesor Omar Moreira, nadie con ese apellido en Nueva Helvecia.
¿Qué sucedió, entonces con el herrero Schumacher?
Tal vez fue uno de los tantos colonos que abandonaron el lugar durante la desoladora sequía de 1864, razón por la cual no aparece en el censo de 1868. O quizá, como otros que en el barco trabaron relación con el seductor Federico Bion , también lo acompañó en su aventura revolucionaria.
Schumacher no figura entre los suizos caídos en el combate de Molino del Colla pero, si participo en la revuelta, seguramente conoció al general Flores en su acantonamiento de Puntas del Rosario, y por lo tanto, al año siguiente pudo haberlo seguido integrando la División Oriental con que el caudillo colorado enfrento a los paraguayos de Francisco Solano López en las duras batallas de Estero Bellaco, Yatay y Boquerón.
Entonces, ya que de imaginar se trata, ¿por qué no conjeturar que era suyo aquel legendario bandoneón oído en los nocturnos fogones del Paraguay? ¿Y por que no aceptar que fue en sus rusticas manos de montañés donde nació la saga musical que se prolonga hasta nuestros días, cuando los sensitivos dedos de Arturo Penón se crispan, nerviosos, sobre el teclado de un Doble A?
Jorge Labraña
Buenos Aires, domingo 19 de marzo de 1995  Clarín
La más temprana cita de un bandoneón y su ejecutante en el Río de la Plata es, hasta ahora, una nota periodística publicada en 1995 por Jorge Labraña, llegada a manos del autor sin el nombre del medio gráfico que la publicara. En ella se ubica su introducción en el año 1863 y la atribuye a un inmigrante suizo, natural de Sarganz apellidado Schumacher, quien junto a un contingente de compatriotas viajó con intención de radicarse en la Colonia Suiza, del Uruguay, hoy denominada Nueva Helvecia. Su afirmación se basa en la lectura de un diario de viaje de un militar suizo que navegaba con el grupo, era el mayor Federico Bion. El manuscrito fue hallado en 1970, en poder de un nieto del citado militar, en una ciudad cercana a Zurich. El día 19 de diciembre de 1862 escribió en su cuaderno: «Schumacher, ciudadano de Sarganz, viaja solo y hará venir después a su numerosa familia. Herrero de profesión, también quiere comprar una chacra, algo rezongón orgulloso de su ciudadanía de Sarganz, es nuestro bandoneonista». Pero a partir de su desembarco en Montevideo se pierde todo indicio del personaje.-

Dr. NELSON SICA DELL´ISOLA


dimanche 9 novembre 2014

GUSTAVO NOCETTI


Nocetti nació en Montevideo el 6 de noviembre de 1959. Fue el último gran cantor de tango uruguayo con trascendencia a nivel internacional. Se inició cantando en público cuando tenía 15 años, después de ganar un concurso que se llevó a cabo en el Argentino Hotel de Piriápolis. En la ocasión fue acompañado por el Trío del maestro César Zagnoli e interpretó de Alberto Mastra, el tango “Bonjour mamá”.
            Con 20 años se instaló en la ciudad de Buenos Aires, llevado por Atilio Stampone, quien lo vinculó al local nocturno de tangos “Caño 14” y con el programa televisivo “Grandes valores del tango”.
                En la noche porteña compartió escenarios con grandes figuras del 2 x 4, como Roberto  Goyeneche, Edmundo Rivero y Ruben Juárez.
            Nocetti era poseedor de una voz magnífica con registro de barítono, que fue moldeando y adaptando rápidamente, logrando interpretar el tango con emoción y sentimiento. Sus referentes fueron Gardel, a quien solía escuchar y cantar junto con sus discos, “para aprender y no para imitar” según confesaba. También hacía lo propio escuchando al “Polaco” Goyeneche y a Ruben Juárez.
                En su repertorio se observa una predilección por el tango poético, con especial predilección de las autorías de Eladia Blázquez, Enrique Cadícamo, Homero Manzi y los hermanos Expósito. En 1978 se editó su primer disco: “Naranjo en flor” para el sello Orfeo.
            Osvaldo Pugliese lo convocó en 1982, junto a otros cantores jóvenes para la pieza “Futuro”. Al año siguiente se integró como cantor de la Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires, que dirigían los maestros Raúl Garello y Carlos García.
            Nocetti en 1993 regresa a Montevideo y es convocado por el maestro Federico García Vigil para realizar el ciclo “Galas del Tango”, donde al cantor le acompañó la Orquesta Filarmónica de Montevideo.
            En 1996 graba para el sello SONDOR, “Excesos”.

            Lamentablemente la tragedia le llegó en un momento de esplendor de su carrera artística. Al igual que Julio Sosa, este cantor uruguayo de 43 años se estrelló el 30 de diciembre de 2002 en la rambla de Montevideo, a la altura de la playa Buceo, en la curva del Museo Oceanógrafico, cuando conducía su coche a alta velocidad.

vendredi 31 octobre 2014

LOS ESCOBAS DE GARDEL

“Escobas”, era el vocablo con el que el cantor se refería con afectuosa ironía a sus guitarristas y ellos fueron:
            José Ricardo, elegido por Gardel y Razzano en 1915, viéndole actuar en el Teatro San Martín con la Compañía Tradicionalista Argentina. Permaneció hasta 1929, acompañando primero al dúo y luego a Gardel solista.
            Guillermo Desiderio Barbieri, fue el guitarrista de más larga actuación con Gardel. En 1921 unió su guitarra a la de Ricardo y permaneció junto al “Inmortal tacuaremboense” hasta su muerte en el accidente de Medellín.
            Fue un inspirado melodista. Compuso alrededor de noventa temas, de entre los cuales se destacan “Anclao en París”, “El que atrasó el reloj”, “Preparate pa’ l domingo” y “Viejo smoking”.
Su composición más exitosa es “Anclao en París”, tango que nació a través del correo. Enrique Cadícamo se alojaba en ese momento en el Hotel Oriente de la ciudad de Barcelona cuando recibió una carta de Barbieri desde Niza donde actuaba Gardel, en la que le pedía una letra para musicalizarla y que “El Mago” la cantara.
            Sentado a una mesa en el comedor del hotel, Cadícamo pidió un “carajillo” y mientras fumaba escribió en menos de una hora, la letra de “Anclao en París”. El propio Cadícamo en sus memorias cuenta esta historia: “Mi imaginación voló a Montmartre donde recordaba haber visto a algunos jóvenes compatriotas anclados iniciándose en la cruel manga y a los cuales siempre pude tirarles unos francos salvadores. Aquello podría ser el tema para la letra del tango”.
            Al día siguiente le envió los versos a Barbieri, quien rápidamente compuso la música y Gardel lo grabó en la “Ciudad Luz” el 28 de mayo de 1931.
            José María Aguilar, fue a integrarse a Ricardo y Barbieri en el acompañamiento de “El Morocho” actuando hasta 1930 y reenganchándose en 1935. Fue uno de los sobrevivientes de la tragedia de Medellín.
            Ángel Domingo Riverol, elegido entre varios aspirantes que se probaron con Barbieri y Aguilar. En un momento Gardel dijo: “Me quedo con este”.
            Domingo Julio Rivas, bandoneonista y guitarrista, acompañó a Gardel a partir de agosto de 1931. Como dato anecdótico se recuerda que Vivas en el tango “Silencio”, hace el toque de clarín con su fueye.

            Horacio Pettorossi, se incorporó al grupo de guitarristas en París en 1932, tras un encuentro con Gardel en circunstancias en que iba a filmar en Joinville “Melodía de arrabal” y “Espérame”. Colaboró como compositor, guitarrista y actor en estas dos películas.

vendredi 3 octobre 2014

SOBRE EL PUCHO

25 de junio de 2014, estoy en la puerta del CHU (Hospital Universitario de Lausanne, Suiza) a la espera de la llegada al mundo de mi primer nieto varón Holenweger. A la entrada un recipiente con arena en el que deben dejarse los cigarrillos antes de entrar al nosocomio. En ese momento afloró en mi mente el recuerdo del tango de Piana y Castillo, “Sobre el pucho”.
            Corría el año 1922, era el momento que Sebastián Piana debía hacer el Servicio Militar Obligatorio, en aquel entonces, en la hermana República Argentina. El padre lo mandó a la casa de José González Castillo, un amigo personal y de confianza y hombre muy ilustrado que había trabajado en los tribunales, con una carta que decía: “Ahí te mando a Sebastián, mi hijo. Te pido que hagas lo posible por salvarlo de la colimba”. Y así lo hizo, no importa como.
                La carta también decía que el muchacho era músico. En la casa de González Castillo había un piano, en el que estudiaba su hijo Cátulo y en él, Piana exhibió sus virtudes.
            En ese momento el joven se animó a decirle al dueño de casa: “Señor, sabe que hay un concurso organizado por una fábrica de cigarros…la que fabrica los Tangos?  Yo tengo una música ya compuesta, no querría Ud., ponerle letra?”
                “Sobre el pucho”, fue la respuesta, intuyendo seguramente González Castillo que tratándose de un fabricante de cigarrillos el “sponsor”, el título del tango impresionaría a los miembros del jurado.
            El tango “Sobre el pucho” obtuvo el segundo puesto, habiendo sido el ganador el que presentó Juan de Dios Filiberto titulado “El ramito”. El premio consistía en quinientos pesos moneda nacional, una verdadera fortuna para los escuálidos bolsillos del joven Piana.
            Carlos Gardel ´”olfateó” que aquel tango habría de tener gran éxito y lo grabó quince días después del concurso, asegurando así la consagración de la obra del novel compositor.
            Este fue el momento en que Sebastián Piana se inició en el tango. A partir de entonces de la vena creadora de Piana surgen infinidad de hermosos temas: “Viejo ciego”, “El pescante”, “Silvando”, “Tinta roja”, “Milonga del 900”, “Caserón de tejas”
            Muchas veces al maestro se le oyó decir: “A mi me cantan “Tinta roja” nada más, no sé para que sigo componiendo”.
            Esta es la letra del tango “Sobre el pucho”:
Un callejón en Pompeya
Y un farolito plateando el fango
Y allí; un malevo que fuma,
Y un organito moliendo un tango;
Y al son de aquella milonga
Más que en su vida mistonga
Meditando aquel malevo
Recordó la canción de su dolor.
Tango querido, que ya pa’ siempre pasó
Como un pucho consumió
Las delicias de la vida
Que hoy cenizas solo son.
Tango querido que ya pa’ siempre calló
Quien entonces te diría
Que vos te llevarías
Mi única ilusión?
Y al son de aquella milonga
Más que su vida mistonga
Meditando aquel malevo
Recordó la canción de su dolor.
            Este tango resultó un éxito permanente de la orquesta del maestro Juan D’Arienzo con su cantor Héctor Mauré. La orquesta del Rey del Compás lo grabó el 12 de setiembre de 1941, disco 39.472 “A” de 78 rpm; al dorso tiene el vals “La serenata de ayer”, también con la voz de Héctor Mauré.

            Al día siguiente volví al Sanatorio. Esa madrugada había nacido Gael, así se llama este, mi sexto nieto. Un hermoso regalo de mi hijo menor. Que Dios lo guíe toda su vida.

lundi 22 septembre 2014

UN TUCUMANO Y UNA URUGUAYA, CAMPEONES EN “TANGO DE PISTA”



Sebastián Acosta y Lorena González, los ganadores del Mundial de Tango en la categoría que reproduce el baile de las milongas, representaron a Buenos Aires, la ciudad donde están radicados. Al cierre de esta edición se premiaba la variedad de “Escenario”.
Por Karina Micheletto
Una nueva edición del Mundial de Tango tuvo lugar en el Luna Park, los nuevos campeones de la categoría “Tango de pista” fue la pareja conformada por el tucumano Sebastián Acosta y la uruguaya Lorena González.
Las cuarenta y un parejas que llegaron a la final se dividieron en cuatro rondas, que fueron girando a la vista del jurado, en el estricto sentido inverso a las agujas del reloj. Julio Balmaceda, Eduardo “El Nene” Masci, Jorge Firpo, Olga Besio, Javier Rodríguez, Vilma Vega y Clod Murga fueron los integrantes de este jurado tanguero que, a diferencia de años atrás, estuvieron ubicados de cara al público, a la vista de cada gesto y cada mirada para la puntuación ronda a ronda. Dos parejas colombianas se quedaron con el segundo y tercer puesto: Alexandra Yepes y Edwin Espinosa, de Bogotá, y Alejandra Sánchez y John Alexander Moncada Rojas, de Cali, quienes no ocultaron su emoción al momento de la premiación.
La efervescencia del público milonguero pudo sentirse desde que empezó a llenar las gradas temprano, en forma de hinchada, grito de aliento o ese aaaaahhh aprobatorio después de que se anunciaba cada tema a bailar, tres por ronda, conocidos en el momento por las parejas, guardados en estricto secreto por el musicalizador tanguero, Marcelo Rojas, otra figura importante de la noche. Desde los tangos de cadencia más lenta hasta aquellos que comprometían a los bailarines en figuras más arriesgadas (y que arrancaban inmediatos aplausos), cada tema iba despertando un juicio en sí mismo por parte de la tribuna avezada: podía ser la orquesta de Di Sarli, con “Cuidado con los 50”; la de Troilo, con “Te aconsejo que me olvides”; la de Gobbi, marcando el ritmo de “Si sos brujo”; la del siempre bailable D’Arienzo, invitando con “El nene del Abasto”. Cada estilo, con sólo sonar, arrastraba detrás una historia, una adhesión, podría decirse una fe.
Otro momento para la emoción tanguera se vivió de forma casi espontánea. La gran diferencia de esta final con las anteriores fue que en esta ocasión no llegó ninguna pareja mayor de 60 años: viejos milongueros de esos que gastan la pista a fuerza de haberla pisado largo, portadores de estilos y famas barriales. Para saldar esta cuestión, la organización decidió dar una mención especial a la pareja “mayor” que más puntaje obtuvo en las rondas eliminatorias, la conformada por Olga Albacete y Franciso Aló. Casi de prepo y fuera de programa, la hinchada tanguera los llevó a demostrar sus dotes ahí mismo “Al compás del corazón”, delineando así una de las postales de la noche.

Felices con el título, con el premio de 40 mil pesos, pasajes y una gira de dos meses por Japón asegurada, la pareja de Acosta y González –la número 4– levantó entre lágrimas la copa de “Tango de pista”. Atrás quedaron las 574 parejas que llegaron a la final provenientes de 42 países, las más de 900 que pasaron por las instancias preliminares en diferentes provincias argentinas y en lugares como Castel Volturno (Italia), Beijing, Moscú, Tokio, Seúl y San Francisco. Atrás también quedaron sueños de campeones. Al menos hasta la próxima edición.